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Olor a Dinero/Feliciano J. Espriella

 

COMO EN LA CARRERA DE “EL MORO”: AQUÍ SE ACABARON DUDAS

ABRUMADORA MAYORÍA… Y el día de ayer, el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) le concedió la razón al Instituto Nacional Electoral (INE) y confirmó el fallo que había emitido días antes en el tema de asignación de diputaciones de representación proporcional. Concluyó formalmente el proceso electoral que se inició 355 días antes.

Con ello, Morena y sus asociados PVEM y PT, como se ha venido manejando desde el pasado 2 de junio, tendrán una abrumadora mayoría de curules en la Cámara de Diputados y consecuentemente la mayoría calificada, que les permitirá aprobar todas las iniciativas de cambios constitucionales que se presenten a la Cámara.

Si a lo anterior le agregamos que también ayer, por la mañana, se dio a conocer que los dos senadores que quedaron en la orfandad por la desaparición del PRD se integrarían a la bancada de la coalición Sigamos haciendo historia lo cual los deja a un solo escaño de la mayoría calificada que les será muy fácil conseguir y, además, en 19 legislaturas de las entidades federativas también cuentan con mayoría, estarán en posibilidad de aprobar cuantas reformas a la Constitución se propongan. Incluso, si así lo quisieran, hasta podrían promulgar una nueva Constitución.

De esta manera, a partir del próximo 1º de octubre, al rendir la protesta de Ley, Claudia Sheinbaum se convertirá en presidenta de la República con el mayor poder que haya ostentado un primer mandatario mexicano en los últimos cincuenta años.

Ya no hay vuelta de hoja, terminó el proceso electoral, ahora sí que con un partido hegemónico, producto más que todo de las torpezas de sus adversarios que fueron desde el inicio de la administración lopezobradorista acumulando error tras error, los cuales coronaron con la designación de una pésima candidata a la presidencia de la República para un proceso electoral en el que además, con el otorgamiento de candidaturas a la mayor cantidad de impresentables que pudieron encontrar, confirmaron que de volver al poder serían iguales o peores que antes.

La verdad es que me parece inconcebible que la oposición pretendiera ganar en el escritorio algo por lo que durante cinco años no hicieron el menor intento. Al parecer nunca entendieron que fueron echados del poder por corruptos, porque durante casi 4 décadas se aliaron tácitamente con las oligarquías y pusieron el Estado a su disposición, en detrimento del resto de la población.

Durante cinco años no pudieron entender que la frase de las campañas de López Obrador que a la letra señala: “por el bien de todos, primero los pobres”, siempre fue algo más que un slogan de campaña o un cliché, y fueron incapaces de ofrecer a los grandes núcleos de los menos favorecidos un proyecto que les convenciera de que realmente su eventual regreso al gobierno podría beneficiarles.

En 2024 recibieron una humillación peor que en 2018 porque pretendieron convencer a la sociedad que serían capaces de vencer la corrupción y la impunidad con los mismos hombres y mujeres que la institucionalizaron y utilizando las mismas técnicas, métodos y políticas.

Por esas y varias razones similares más, fue que el escándalo mediático en el que se enfrascaron para cambiar la decisión de la ciudadanía, con la complacencia y apoyo de los poderes fácticos representados por la opinocracia del país, intelectuales orgánicos, medios de comunicación tradicionales, la derecha, ultraderecha, élites empresariales, el clero, así como organismos internacionales, para tratar de cambiar a su favor los resultados de un proceso electoral en el que fueron apabullados, al final resultó estéril e hicieron de nuevo el ridículo

Finalmente, ayer por la tarde, el TEPJF con cuatro votos a favor y uno en contra, avaló la súper mayoría de Morena y aliados en la Cámara de Diputados al confirmar la asignación de plurinominales por el INE.

El pataleo, berrinches y chillidos seguramente arreciarán, pero ya se acabó el suspenso y los partidos tendrán en el legislativo lo que obtuvieron en las urnas de acuerdo a la legislación vigente, pero sobre todo, por su soberbia y arrogancia de menospreciar la fuerza de una población que ya dejó atrás la primera infancia para convertirse en adultos politizados, interesados en el porvenir del país y dispuestos a seguir arrastrándolos hacia el basurero de la historia si no son capaces de empezar dentro de ellos mismos, una limpia total y definitiva de las lacras que los hundieron y que siguen ocupando las dirigencias.