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En 3y2/David Parra

 

A LA CELAC SI, AL VATICANO PUES NO

Particularmente no soy agua ni pescado en el tema religioso, tengo el mal de no tener ídolos ni más equipo que el de mi mochila y todo aquello que Dios me provea sin necesidad de intermediarios, pero, no por ello la soberbia me ciega como para pensar que soy el ombligo de este planeta feroz y admito humildemente que alrededor de 100 millones de mexicanos no fuman la misma que yo, según datos del último censo del INEGI de 2020, que indica que ellos si se identifican en mayor o menor medida con la religión católica.

Eso representa ni más ni menos que el 80% de la población de nuestro balaceado país, y aquí es donde les pregunto chiquillos malcriados: ¿Qué hubieran hecho ustedes, siendo presidente de México o presidenta, ante la muerte del máximo líder de la Iglesia Católica, ir a presentar personalmente sus respetos como Donald Trump y tantos otros mandatarios del planeta, o mandar a una, digamos digna representante como la actual secretaria de gobernación que personalmente puede representarnos con mayor propiedad en la fiestas del jalogüin de la juait jaus the next October 21th?… Y no me lo tomen a mal, se trataría de impresionar macizo a Donald Trump. Y sí.

En semanas recientes, recordemos que la presidenta Sheinbaum acudió en medio del huracán arancelario desatado por el maniaco del changarro de al lado a la cumbre de la CELAC, organización de estados latinoamericanos y del Caribe, donde confluyen 33 países, entre ellos Venezuela, Cuba, Nicaragua, Brasil y Colombia, los cuales como izquierda ideológica ya representan un lastre social global que está teniendo repercusiones en la vida de otras naciones, en lo cual si coincidimos sin concesiones Joaquín Sabina y su servilleta, por los graves problemas que acarrea el desplazamiento de personas producto de varios fenómenos extremos de carácter social, que han obligado a poblaciones enormes a emigrar teniendo que pasar por el territorio hostil de Garduño por nuestro México lindo y querido, hacia lugares más seguros y con mejores oportunidades.

Pero no sólo fue el desdén de la presidenta para acudir a este importante evento político lo que pudo haber hecho tragar gordo a los propios chairos mojigatos y persignados, que los hay y no son pocos, sino que además lo acompañó con el infumable modito tabasqueño que ha adoptado para emitir ciertos mensajes en franca comunión con quien pareciera ser, con esos lapidarios episodios que invitan a apagar el adminículo electrónico en cuestión cuando sale el diablo, le prestó menos de la mitad de la silla y que cuando se le planta, como en el Zócalo y en las cámaras sin flash, que más bien con flush, se la quita completa.

Incluso el jueguito vulgarmente descortés de la desmemoria de lo intrascendente patentado por el mismo innombrable con respecto de la fecha en que sería el funeral del papa fue parte de la parafernalia que vistió un mensaje que políticamente puede ser muy destructivo para un gobierno cuyo máximo logro actual es presumir una popularidad de las de ahora que más que frecuencias aleatorias, cuentan ceros a la derecha.

Forma es fondo, y sin darle muchas vueltas, un mensaje desdeñoso ante un evento de la magnitud de la muerte de un papa, por ateo que puedas ser, va más allá de las creencias personales y preocupantemente ahora que hay quienes quieren creer que va llegando la hora del des-peje de Clau, define a quien lo emite, por lo que muchas dudas se pueden disipar con respecto del rumbo que pudiese tomar un jefe de estado cuando su agenda personal va por encima de la ideología o las creencias del país que dirige, lo cual, a lo largo de la historia ha brindado ejemplos varios que no compaginan con un buen resultado.

Mientras unos se des-pejan otros se desbocan
La promoción personal que lleva a cabo de manera, ahí sí, más que histórica el Froylan Gámez desde sus cuentas personales en redes sociales con tres fotógrafos asignados para ello además del aparato normal de comunicación social de la SEC, todos pagados con los impuestos del sonora profundamente austero, a las cuales les da uso oficial, tienen dos características distintivas constantes: la oquedad y el abuso.

Si usted revisa esas cuentas y con toda buena voluntad y generosidad busca algo que pudiera acreditarle como un producto para el gobierno de Alfonso Durazo en resultados constantes y sonantes con base en proyectos y programas propios de gran calado, no va a encontrar absolutamente nada.

Un maestro de ceremonias puede hacer mejor el equivalente a lo que hace este replicador de refritos por menos de un tercio de lo que cuesta presupuestalmente incluyendo su equipo de make up, lo cual es lamentable, no porque sea él en lo personal, sino porque ya se acumulan en número de dos en el gobierno del Sonora profundo, no uno sino dos intentos fallidos de darle algún rumbo a la educación de los sonorenses con un liderazgo capaz de crear nuevos productos e inspirar a los maestros a dar lo mejor de sí.

A cambio de esto, lo que estamos viendo es un alarde de oportunismo que se está aprovechando de la posición para promover su imagen personal estilo bailando por un sueño, pero desde una plataforma inmerecida y demasiado grande para llenar, en la búsqueda de su verdadero propósito, hasta ahora completamente ajeno al ideal educativo de excelencia prometido por el tío poncho; unos dicen que la alcaldía de Hermosillo y otros que la gubernatura donde francamente resulta dudoso que le alcance para la primera y si acaso para la segunda, pues en algo así como en lo que ocurrió con la senaduría, al fin y al cabo, para esas gracias, paga bien salir de comparsa como es evidente, lo cual como otras tantas cosas, hasta vicio se hacen.

Guaymas, el bufoncito de la fiestecita
Nuevamente Guaymas se tiñe de rojo cuando con una buena organización y un liderazgo que simplemente no existe, las cosas pudieron haber salido tan bien como algunos quisieran que creyéramos que ocurre desde una simplista perspectiva masiva o económica, mientras las tragedias se acumulan.

El hecho es que ocurrieron dos accidentes fatales donde en uno de ellos vuelve a quedar evidenciada la alcaldesa como primera responsable de una permisividad tal que algo tan improbable como que en medio de una muchedumbre puedan atropellar a dos personas sin que testigos ni policías se hayan dado cuenta y lo que es peor, que el automóvil haya desaparecido sin dejar rastros.

Ya la pregunta en este caso no es quién era, sino de quién se trata, como en tantas ocasiones a lo largo de estos últimos cuatro años ha ocurrido en el puerto en donde cualquiera diría que la mala vida allá es parte de la cultura de los guaymenses quienes afortunadamente no han sido tocados por el léxico de Javier Lamarque porque ya les habría recetado la que a los “cajemensos” (él lo dijo), al que por cierto también volvieron a elegir con todo y sus inconmensurables razones para no hacerlo, no sé si dándole la razón, pero si la reelección.

El caso es que cuando no es un escándalo en Guaymas es otro… Que si la millonada que le pagaron a Karely Ruiz, según esto no porque la señora sea fan de ella, sino porque alguien muy allegado cotiza en su only fans, lo de los gastos excesivos del reciente carnaval para variar, las fugas de drenaje que son el pan nuestro de todos los días de muchos porteños, las travesuras del cartel inmobiliario y una serie de señalamientos y quejas que ponen a la también aspirante a la gubernatura en un entredicho que con ganas de hacer las cosas bien, aprendiendo del changarro de enseguida por cierto, pudiera hablar de mejores resultados, pero por lo visto la imaginación no le alcanza más que para pretender maquillar la realidad.

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