+ El bonito recuerdo de las graduaciones; egresan licenciados y maestros de la UNIG; Iliana, qué orgullo; adiós al “Profe”; se votó por elegir jueces, pero no todos quieren
GUAYMAS, Son. – Recuerdo mi vals de graduación en la secundaria, aventura que viví obligado por las estrictas reglas del plantel y, a la distancia, sigo ofreciendo mis sinceras disculpas a la hermosa joven –hoy una más hermosa gran mujer que ilumina todos mis espacios– cuyos pies fueron víctimas de mi nula habilidad para desplegar las inspiraciones de Terpsicore.
Nunca lo volví a intentar, pero siempre me pregunté el motivo por el cual el baile no se me dio, aunque tuve éxito en la demostración de formas en los exámenes impuestos por la disciplina del Tae Kwon Do –arte coreano del combate cuerpo a cuerpo—, que son prácticamente, un baile.
Ni en prepa ni en mis intentos universitarios reapareció el, pero esta noche de martes viví aquellos momentos. Clima agradable, cielo estrellado, aplausos y vivas por parientes y amigos de rostros eufóricos por su logro. No hubo baile, pues los tiempos cambian. La Universidad Interamericana de Guaymas graduaba a nuevos profesionistas y maestros administradores.
Fue escenario el bien equipado auditorio y gimnasio, recién construido para fortalecer la tarea de la UNIG, en su labor que el extraordinario sudafricano Nelson Mandela definía así: “La educación es el arma más poderosa que puedes usar para cambiar el mundo”.
Esta institución ha hecho mucho por los guaymenses, como otras que convirtieron a Guaymas en uno de los puntos de mayor presencia educativa en este nivel.
Acudí por interés personal doble. Primero, ver a Iliana, mi preciosa hija menor, confirmar su Maestría en Administración de Negocios. Cómo perderme ese momento. Hace unos años estuve allí cerca, frente a la rectoría, viéndola recibir el documento confirmatorio de su licenciatura. Qué orgullo. Sí, claro, con nudo en la garganta y ojos humedecidos. Cómo no.
El otro motivo, hacer ver mi reconocimiento a la familia Llano, con énfasis en Mariel, fundadora de este esfuerzo que camina con éxito y con reconocimiento que trasciende fronteras.
Elevaba emoción el redoble de tambores de la fuerza naval, saludar a nuestro Lábaro Patrio y entonar el Himno Nacional, permanente recuerdo a la Patria de que el cielo un soldado en cada hijo le dio. Atraer eso es útil, por aquello de los tiempos duros que vivimos.
Lo canté sin equivocarme, a diferencia de aquellos mexicanos que nos dejan en vergüenza cuando los llevan a interpretarlo en eventos internacionales.
La alcaldesa Karla Córdova andaba cumpliendo otras tareas, pero la representó muy bien la promotora de Economía y Turismo, Eliana Montoya; el contralmirante Eduardo García Urbina asistió por la fuerza armada naval.
Todos hicieron un buen trabajo. Las maestras Mayra Tapia, Imelda Ruiz, y el Claustro Docente, esos guías del conocimiento responsables de conducir a los estudiantes por los caminos del saber: Javier Acuña, Francisco Avendaño, Ismael Chávez, Karen Paola Durán, Abel Espinoza, José Luis Marín, Luz Haydee Romo, Porfirio Villa y la madrina de la generación, Rocío Alejandra Sosa, quien recibió reconocimiento. Lo entregó Mariel Llano.
Enseguida, el llamado y la imagen en pantalla de los graduados, el mensaje a la Universidad, a los maestros, y despedida a cargo de Sofía de Cina Cervantes tras entregarse la Medalla de la Excelencia Académica a Dulce Hernández, Alán Rivas y Azul Cielo Valenzuela, en licenciatura; a Rodolfo Félix en Maestría.
La UNIG resalta como fundamental la búsqueda de esa excelencia y por ello entrega esa medalla como máximo reconocimiento para premiar el esfuerzo en esta permanente búsqueda, con lo cual invita a continuar en el camino del éxito.
Qué bonita ceremonia, final de un esfuerzo más en ese campo sin el cual no existe el futuro, la educación, arma que cambia al mundo para bien.
Felicidades familia Llano, maestros, autoridades que apoyan ese impulso. Fui parte de eso. Como muchos lo fueron aquí, como lo son en otros planteles de todos los niveles. Atestiguarlo hace entender lo que está en juego. Ojalá los primeros en haberlo entendido sean nuestras autoridades e impongan permanentemente muros contra todo lo que atente contra la actividad más preciada de la humanidad, la de transmitir el conocimiento para seguir perfeccionando al mundo.
ADIOS, AL “PROFE”
Día de emociones para su servidor, este martes.
Fue el último del maestro Alejandro Ramírez Cisneros, “el profe Ramírez”, en este mundo.
El lunes su vida acabó. La vivió haciendo lo que le gustaba y debió ser feliz por eso, aunque intentara no parecerlo por su aparente mal humor, siempre traicionado por el comentario jocoso y la ocurrencia oportuna.
Mis nietos lo apreciaban porque siguen a los “Yankees”, y era su equipo favorito en el deporte que le apasionaba. Ay de quien lo contradijera cuando destacaba el desempeño yanqui en los diamantes.
Qué decir de su papel orientador, su lucha social, su voz que nadie pudo callar al exponer lacras sociales. Pero todos formaron mareas de solidaridad ante la necesidad de los desfavorecidos.
Fue grande el “Profe” y se lamenta su desaparición física. Muchos acudieron a despedirlo, pero sus “Voces públicas” y sus “Puntos de vista” seguirán resonando mucho tiempo.
Descansa, “Profe”, ya cumpliste tu papel en la tierra.
LOS JUECES
Hace ruido la elección de jueces. Hasta enojo reflejan los enemigos de Morena, demandando no acudir a votar, pero sorprende su ignorancia de lo que se hará ese día.
Yo iré. Por primera vez sabré quiénes son mis jueces y eso es ya un avance. Hoy, si me preguntan, reconocería mi incultura respecto a la función de un juez local, uno de Distrito, cuántos son, dónde están. Solo se nos habla del usufructo personal que hacen del monopolio de la Ley en manos del Estado, con criterios que nadie me explica y pocos saben cómo hacen su función.
Acierta el senador guaymense Heriberto Aguilar al plantear que aquellos, “no quieren que el pueblo decida porque extrañan los tiempos del viejo régimen, donde las cúpulas decidían todo a espaldas de la gente. Por eso atacan, calumnian y siembran miedo”, pero se irá a votar.
La realidad es, persisten reflejos del viejo régimen y el 1 de junio llegaría el turno en los juzgados, si se logra esa respuesta al llamado “a defender la democracia con participación libre y consciente en las urnas”. Por eso se votó y no debemos echar por la borda el avance hacia esta exigencia de devolver la justicia al pueblo, “que se hará de la única forma legítima: con el voto”.
Recordemos, un juzgador trabaja para quien lo nombra: el presidente, el gobernador, y eso no nos gusta. Ahora, la reformada ley da otra opción. Probemos.
Por supuesto, no votar también es decisión libre, pero es malo dejarse guiar por propaganda de quienes insisten en su vano intento de recuperar el respaldo de la gente, el que perdieron por su abusivo desempeño y su desinterés en el bienestar de quien representaban.