Olor a Dinero/Feliciano J. Espriella

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Olor a Dinero/Feliciano J. Espriella

 

SAMUEL OCAÑA: EL HOMBRE QUE TRANSFORMÓ SONORA

En la historia política de Sonora, abundan los nombres de hombres y mujeres que dejaron huella, pero son pocos los que se vuelven referencia obligada de progreso, visión y honestidad. Samuel Ocaña García es, sin duda, uno de ellos. Para mí, ha sido uno de los mejores gobernadores de la mitad del siglo pasado a la fecha; y digo “uno de los mejores” y no “el mejor” para no herir susceptibilidades. Pero la verdad es que su legado habla por sí mismo: transformó a Sonora en un sexenio que marcó un antes y un después.

El homenaje que se le rendirá el próximo domingo, en el marco de su natalicio, es más que un acto de memoria: es un reconocimiento a un líder que entendió que gobernar significaba servir. El programa de este día lo refleja: una bienvenida a cargo del Lic. Rolando Gutiérrez, la conferencia magistral del Ing. Manuel I. Puebla y la Cátedra “Samuel Ocaña” a cargo de la Lic. Francisca Elvia Rubio. Todos ellos, colaboradores cercanos en su gobierno, testigos y protagonistas de una administración que apostó por la modernidad sin perder el sentido humano.

El visionario que industrializó Sonora

La llegada de la Planta Ford a Hermosillo es quizás el símbolo más recordado de su mandato. Con ella, Sonora entró de lleno en la industria automotriz mundial y se abrieron miles de empleos. Pero esa no fue una anécdota aislada: a la par, se crearon once parques industriales, se impulsó la maquila en Nogales con más de 11 mil empleos, se fortaleció la minería y se levantó la termoeléctrica de Puerto Libertad. A lo largo de su sexenio se generaron más de 148 mil empleos, cifra que habla de un estado en plena transformación.

El gobernador de la educación y la cultura

Pero Samuel Ocaña no solo pensó en fábricas y carreteras; entendió que el desarrollo verdadero se construye con conocimiento. Fundó el Colegio de Sonora, en diálogo con el escritor Gerardo Cornejo; impulsó la creación del CESUES —hoy Universidad Estatal de Sonora—; consolidó la autonomía de la Universidad de Sonora; abrió planteles del CONALEP y casi 200 telesecundarias en comunidades apartadas.

En materia cultural y científica, su huella es imborrable: creó Radio Sonora, Telemax, la Sociedad Sonorense de Historia, el Centro Ecológico, el CIAD, y dejó un programa editorial con 54 libros de historia y literatura. Fue un gobernante que sembró instituciones, no solo obras de concreto.

El promotor del desarrollo social

Durante su gestión se construyeron casi 90 mil viviendas, 14 palacios municipales, nueve presas populares, más de 200 pozos profundos, decenas de hospitales y unidades deportivas. Ahí están el CUM y el estadio Héroe de Nacozari como testimonios de un proyecto integral que no descuidó a las comunidades pequeñas. Las presas que levantó dieron agua a más de 10 mil hectáreas en zonas áridas, un cambio profundo en la vida campesina.

Humildad en el poder, sencillez en la vida

Quizás lo más admirable de Samuel Ocaña no esté solo en las cifras, sino en la forma en que ejerció el poder. Gobernó con humildad, caminaba sin escoltas, vivió siempre en la misma casa desde 1976 y nunca se enriqueció a costa del erario. Tras dejar la gubernatura, aceptó cargos federales, pero siempre regresaba a su tierra. Fue director del Centro Ecológico, primer rector de la Universidad de la Sierra y, ya en la madurez, dos veces presidente municipal de Arivechi. A los 87 años, volvió a gobernar su pueblo natal, convencido de que servir nunca es tarde.

Su visión sobre el desarrollo regional es todavía vigente: “Ningún municipio debe quedar rezagado; las estrategias estatales deben dar equidad”. Esa filosofía lo distinguió como un hombre de Estado con mirada social.

El legado vivo

Samuel Ocaña falleció el 31 de diciembre de 2024, a los 93 años. Pero su legado sigue respirando: el Centro Ecológico hoy lleva su nombre; existe un concurso de investigación histórica en su honor; y miles de estudiantes, profesionistas y ciudadanos gozan de instituciones que él sembró.

Conmemorarlo hoy no es un gesto nostálgico, sino un recordatorio de que sí es posible gobernar con integridad, visión y sentido humano. Ocaña demostró que se puede transformar un estado sin hipotecar el futuro, sin enriquecerse, sin traicionar la confianza.

En tiempos donde la política se mide muchas veces en discursos vacíos y promesas incumplidas, la vida y obra de Samuel Ocaña García es faro y ejemplo. Su memoria convoca a las nuevas generaciones a recuperar lo esencial: gobernar es servir, y servir con honestidad y visión es el mejor legado que un gobernante puede dejar.

Me despido con un comercial: sintonicen a las 6:10 AM, “La Caliente” 90.7 FM., el colega y amigo José Ángel Partida me abre un espacio en su noticiero en el que comentaremos con más detalle esta columna. ¡No se lo pierdan!

Por hoy fue todo, gracias por su tolerancia y hasta la próxima