HomeColumnas de Opinión

Archivo Confidencial/Armando Vásquez A.

LA IRONÍA DEL 10 DE DICIEMBRE
El 10 de diciembre de 2025 pasará a la historia como un día de ironía situacional perfecta. En Oslo, los reflectores apuntaron a Ana Corina Sosa, hija de María Corina Machado, quien recibió el Premio Nobel de la Paz en nombre de su madre, una líder opositora venezolana que ha encarnado la resistencia pacífica contra un régimen autoritario.
Al mismo tiempo, Forbes publicó su lista de las 100 Mujeres Más Poderosas del Mundo 2025, colocando a Claudia Sheinbaum en el quinto lugar, celebrando su rol como primera presidenta de México, su manejo de un país con un PIB de más de 1.5 billones de dólares y su intensa presencia mediática global.
Dos reconocimientos globales a mujeres latinoamericanas en un mismo día. Dos visiones del poder femenino que, en apariencia, deberían complementarse, pero cuya coincidencia temporal revela una ironía amarga: La quinta mujer más poderosa del mundo mantiene un silencio absoluto ante la ganadora de un galardón que representa precisamente lo que el Nobel premia: la lucha no violenta por la democracia y los derechos humanos.
Forbes mide poder con métricas cuantitativas —dinero, medios, impacto y esferas de influencia—. Sheinbaum entra al top 5 por el peso económico de México, su cobertura mediática global y su rol geopolítico. Es un poder estatal, medible, institucional.
El Nobel, en cambio, honra el poder moral: la capacidad de movilizar conciencias sin armas, de desafiar la opresión con votos y palabras. Machado, inhabilitada, perseguida y ahora en exilio temporal, encarna ese poder ético que trasciende fronteras. La ironía situacional radica en el contraste inesperado y revelador pues mientras el mundo aplaude a una mujer por su resistencia pacífica contra un régimen al que México mantiene alianzas diplomáticas, la presidenta mexicana —quien llegó al poder con el lema “llegamos todas”— opta por el mutismo.
No hubo felicitación ni reconocimiento público a la tenacidad de una mujer que movilizó millones contra la opresión. Solo el principio de no intervención, que en este contexto parece priorizar consideraciones diplomáticas. En octubre, ante la noticia del premio, respondió: “No hay comentarios”.
Este silencio revela una falta de apoyo femenil que, aunque genuino en muchos frentes internos, puede percibirse como selectivo cuando cruza fronteras ideológicas. Críticos lo describen como “silencio selectivo” o “feminismo a la carta”, es decir, reconocimiento para las aliadas, reserva para las disidentes.
Es una paradoja aparente que la coincidencia del día pone en evidencia: el poder cuantitativo de Sheinbaum brilla en listas corporativas, pero su reserva ante el Nobel de Machado invita a reflexionar si ese poder incorpora una empatía que trascienda ideologías en un liderazgo femenino global.
En una fecha que podría haber sido de celebración compartida para las mujeres latinoamericanas, la ironía nos recuerda que el feminismo oficial, aunque inspirador, enfrenta desafíos de coherencia. “No llego sola, llegamos todas”, ha repetido Sheinbaum, un emblema de inclusión que resuena en su trayectoria.
Sin embargo, en contextos como este, la realidad parece matizar: todas, en la medida en que no cuestionen ciertas alianzas. Era el emblema de un feminismo inclusivo, de un gobierno que pondría a las mujeres en el centro, pero las madres buscadoras, lideresas de movimientos femeniles, las diez mujeres asesinadas diariamente según datos de ONU y aquellas que enfrentan indiferencia, evocan incongruencias que invitan a una reflexión más profunda sobre la consistencia en la defensa de los derechos femeninos, más allá de fronteras políticas.
No es un lapsus aislado, sino un patrón que refleja prioridades diplomáticas heredadas. Machado, opositora implacable a Nicolás Maduro, representa una crítica frontal al socialismo del siglo XXI que México ha evitado confrontar directamente.
En un México donde las mujeres constituyen el 51% de la población y el motor de cambios sociales, este sesgo percibido duele doble: divide en “buenas” y “malas” feministas, en aliadas o enemigas, limitando la sororidad universal que un liderazgo pionero podría proyectar. Sheinbaum, como primera presidenta, tenía la oportunidad de trascender con una felicitación sencilla a Machado: “Admiro tu coraje por la democracia”, un gesto breve que habría enriquecido su legado sin comprometer principios constitucionales. Pero priorizó la afinidad diplomática sobre una hermandad más amplia. Y en eso, como en tantos frentes, la 4T revela que la verdadera igualdad no se mide solo en encuestas de aprobación, sino en la disposición a reconocer el valor de todas las que luchan, sin importar el color de su bandera.
Y es que el verdadero poder no solo se mide en rankings o PIB, sino también en la capacidad de reconocer el coraje ajeno, aunque incomode. En eso, el 10 de diciembre de 2025, habla por sí solo. EN FIN, por hoy es todo, mañana le seguimos si Dios quiere. Armando Vásquez Alegría es periodista con más de 35 años de experiencia en medios escritos y de internet, cuenta licenciatura en Administración de Empresas, Maestría en Competitividad Organizacional y Doctorando en Administración Pública. Es director de Editorial J. Castillo, S.A. de C.V. y de “CEO”, Consultoría Especializada en Organizaciones…                                                                                                                                                                                                                                   Correo electrónico: archivoconfidencial@hotmail.com https://www.facebook.com/armando.vazquez.3304