Encuadre/José F. Medina

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Encuadre/José F. Medina

 

¿INTRANSIGENCIA EN LA UNISON?

Un abogado especialista en lo laboral me dijo en alguna ocasión que la peor época para despedir a un trabajador es en diciembre, y no por las implicaciones legales que de dicha acción se derivan, sino porque es una fecha especialmente sensible.

Eso fue lo primero que se me vino a la mente cuando supe de la huelga de hambre iniciada por el docente de la Universidad de Sonora, Ricardo Ortega Arenas.

Más allá de quien tenga la razón, las autoridades universitarias reaccionaron mal y de malas. Primero, mediáticamente; y luego, laboralmente.

Y conociendo como conozco la actuación de los funcionarios búhos, debo pensar que fue por su actuar extremadamente precavido, por no decir miedoso, ante una crisis como la que hoy enfrentan.

Para su fortuna, la experiencia y manejo del titular de Comunicación Social, Jesús Moreno Durazo, contuvo un tanto el problema, pero no lo suficiente como para que no acaparara la atención de los medios de comunicación.

Y con razón: no todos los días un maestro universitario se instala en huelga de hambre.

Ahora, lechuza lectora, búho lector, le doy el contexto: desde el pasado viernes, el profesor en mención se instaló por fuera de las oficinas de Rectoría en protesta por la negativa institucional de reconocerle el nivel académico y laboral al que dice tiene derecho, y por ende, el pago correspondiente.

Tímidamente, la UniSon respondió que el Dr. Ortega Arenas no había resultado ganador en una convocatoria, y por eso no podía percibir un mejor salario.

Fue así que el Sindicato de Trabajadores Académicos (STAUS), con Cuauhtémoc Nieblas al frente, lanzó un posicionamiento en defensa del maestro “ante las reiteradas arbitrariedades de las autoridades universitaria”; luego, la Universidad de Sonora reaccionó y decidió salir a enfrentar el asunto, para asumir la postura más cómoda y menos sensible y humana: que el asunto se resuelva en tribunales.

Con el debido respeto al dicho del abogado general de la máxima casa de estudios, Rafael Ramírez Villaescusa, pero este caso no debió llegar a esos extremos.

Hacía largo tiempo que no veía un maestro búho en huelga de hambre para demandar respeto a sus derechos laborales…incluso, si no tiene la razón, como argumentan las autoridades.

Un centro de estudios, como nuestra alma mater, en donde el diálogo y la negociación deben de prevalecer siempre y por encima de todo, no puede estar en el centro de la discusión pública por este tipo de hechos.

Urge una mano izquierda que pueda encontrar puntos de coincidencia entre las partes en disputa, y que la sangre no llegue al río.

Una fundada sugerencia: no vayan a dejar en manos del secretario de Rectoría, Benjamín Burgos, este tema. Su estructura mental no le da para resolver este tipo de conflictos.

Por lo demás, entre más tiempo se tarden las autoridades y el sindicato para encontrar una solución, la salud del profesor Ortega Arenas está en riesgo.

Y en tanto, el conflicto escala. Los maestros se pintaron de guerra y salieron este domingo a la calle en señal de solidaridad con el huelguista y en protesta por el actuar de las autoridades.

Diciembre me gustó…

 

ENCUADRE PUNZANTE

Dice la conseja popular que “quien a dos amos sirve, con alguno queda mal”.

Y eso les va a pasar a ciertos personajes, no solo del blanquiazul.

O es el Toño o es Padrés.

No digan después que no se los dije.

 

PD: ¿a partir de qué fecha me van a dar vacaciones?

IN PROXIMUM

 

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