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Rústicos

ENTRETELONES

Por Samuel Valenzuela

ATORADOS… Antes de nada, creciente el malestar entre cientos de adultos mayores que a lo largo de los últimos días no han podido acceder a los recursos que se supone les fueron depositados en sus cuentas del Banco del Bienestar, además de tal plástico es rechazado por cajeros automáticos de otros bancos, así como en el comercio organizado.

Nos constan las peripecias de vecinos de comunidades rurales al nororiente de Hermosillo que durante la semana pasada o desde antes han hecho varios viajes a la ciudad capital para disponer del dinerito que se supone fue depositado, con la novedad que si bien sí aparece en su cuenta no hay cajero ni tienda de donde se quiera sacar o comprar algo.

A algunos muy apurados no les ha quedado de otra que irse a sumar a la kilométrica fila que espera ser atendida en el banco del Bienestar, en donde es ejemplar el burocratismo, la lentitud, cuando no está caído el sistema se les va la luz o al cajero se le acabó la lana, en el marco de una problemática que debiera ser atendida de inmediato, porque nuestros viejitos no están para aguantar horas en el raso del sol ni ser atendidos con groserías por esos neobanqueros.

Todavía este lunes nos avisan que siguen los atorones para poder sacar la lana de ese famoso plástico, dándose con mucha frecuencia, que en todo intento de disponer en cajeros de la banca comercial y sin importar si se sacó el dinero, de todas formas, cobran comisión que nos dicen va de 30 a 50 pesos.

De regreso al tema la rusticidad política del obradorato, eso y cosas peores merecemos los mexicanos por dejarnos engañar por esa bola de gandallas que se aprovecharon del hartazgo acumulado y con mentiras recrear la seducción electoral histórica en el 2018 que ahora tiene a este país en la confrontación, polarizado y perdido en las telarañas mentales del presidente.

Como diría la diputada Ernestina Castro Valenzuela, López Obrador no mintió para engañar a la mayoría del electorado, solo cambió de opinión y por eso no regresó al ejército a sus cuarteles; de no se talará un solo árbol, devastar miles de hectáreas de la selva para operar el Tren Maya; también cambió de opinión sobre su compromiso de respetar al Poder Judicial y a los medios de comunicación, así como no mintió cuando prometió bajar a 10 pesos el litro de gasolina, porque solo cambió de opinión.

También así fue el caso con su descentralización de la administración pública federal a los Estados, ya que al contrario, como ocurrió con la prestación de los servicios de salud que implicó el despojo a estados de toda la infraestructura hospitalaria a través del IMSS-Bienestar, además de no erradicar la corrupción gubernamental, fenómeno que se ha recrudecido en los últimos cinco años.

Complementa el fiasco cuatrero con una refinería dos bocas que no refina; un aeropuerto con limitada capacidad operativa, de servicios y convertido ya en un carísimo mal chiste, como ese de la creación de la Guardia Nacional que sería integrada y dirigida por civiles y que a fin de cuentas de poco o nada ha servido para deducir los índices de inseguridad cuyo saldo de homicidios dolosos ya llega a 170 mil.

En asuntos más técnicos, en menos de 1 quedó el crecimiento del 6 por ciento del Producto Interno Bruto; la reducción de la pobreza sigue siendo una ilusión y una realidad de que casi 50 millones de mexicanos quedaron sin servicios de salud al nacer el bodrio IMSS-INSABI, lo cual no ha resuelto IMSS-Bienestar.