ENTRETELONES
Por Samuel Valenzuela
EN ESTE PROLONGADO… trajín como reportero, de ir tras la verdad y de lo importante para la gente, sigue la espera de respuestas, aunque ya comienzan a olvidarse las preguntas, dado lo elusivos de los obligados a contestarlas o a sus habilidades para ocultar realidades.
Esa es la dinámica del ejercicio del periodismo en su interacción con fuentes oficiales y las implicaciones con la sociedad civil, a partir de la responsabilidad primigenia del Estado de garantizar entornos seguros para la vida y bienes de las personas, de todas las personas.
Aún estamos temblorosos y sobresaltados por lo ocurrido este sábado en las inmediaciones del paraje conocido como Siete Cerros sobre la carretera a Bahía de Kino y solo porque pasamos por ese lugar menos de 10 minutos antes de desatarse la tracatera, en lo que en principio se creyó era una confrontación entre bandas del narco y luego saberse que se trató de narcos agarrados a balazos con las fuerzas de la ley.
Cualquier común mortal, como este tunde teclas, está en permanente y cercano riesgo de ser víctima colateral de la creciente beligerancia entre sí de grupos criminales y de los efectos cuando aparece la autoridad, en el ya tradicional juego reactivo que se adorna con cintas amarillas para resguardo de escenas del crimen.
Ese riesgo nos pasó rozando, no así para otros viajeros en tránsito que documentaron en diversos videos el terror de verse en medio del fuego cruzado, en un episodio más de los ya tan comunes en esta entidad y que en esta ocasión se supone arrojó un saldo de 12 gatilleros muertos y dos elementos policiacos heridos, cifras poco realistas por el convoy de vehículos reportados rumbo a la Costa de Hermosillo, en los cuales iban al menos 30 personas.
En el cruce de información, durante y después del enfrentamiento con los primeros respondientes o sea agentes de la policía municipal y luego por agentes ministeriales de la Fiscalía General de Justicia del Estado y policías estatales, se divulgó que en dicha comitiva viajaba ni más ni menos que Iván Archibaldo Guzmán, quien luego de la detención y extradición de Ovidio Guzmán, es el encargado del Cartel de Sinaloa y líder de Los Chapitos o La Chapiza en Sonora.
Tal versión fue desmentida de forma oficial, aunque entre elementos policiacos se asegura lo contrario dado el poder de fuego, vehículos y número de sicarios que actuaron como muro de protección mientras pelaban gallo dos camionetonas que aguantaron la metralla de las fuerzas del orden y en donde iban al menos 8 personas.
Dada la primera versión de dos agentes de la ley heridos y posiblemente muertos, fue rabiosa la reacción de nuestros policías quienes no aceptaron la rendición de al menos tres sujetos, a quienes dieron de baja a mansalva, y lo mejor de todo es que a fin de cuentas las heridas de los agentes no fueron de gravedad.
Una Barret calibre 50, otra ametralladora con un cargador para 200 balas una veintena de fusiles de asalto, chalecos y cascos tácticos, ropa camuflajeada, sleeping bags, muchas balas de distintos calibres, seis vehículos abandonados y demás, no son cualquier cosa y esos son los indicios que originan las versiones sobre la presencia de un liderazgo de gran calado quien, a lo mejor, rodeado de su estado mayor, se trasladaba a pasarse un par de días en las paradisiacas playas de Bahía de Kino o mejor, a algún bunker ubicado en esa vasta planicie agrícola de la Costa de Hermosillo.
Pero la versión oficial establece que la banda masacrada por nuestros policías intentaba rescatar a un detenido quien por lo visto es tan gargantón como el mismo Iván Archibaldo, porque no cualquiera dispone de ese poder de fuego, que sin embargo resultó insuficiente frente a las fuerzas de la policía municipal, estatales, ministeriales y ya después la Guardia Nacional, que como se sabe, son los huevos de cochi en estos casos.
Muchas preguntas quedan sin respuesta luego de ese tipo de acontecimientos y lo peor, repotencian lo inexplicable de la permanencia de María Dolores del Río Sánchez como secretaria de seguridad, sin duda, el flanco más débil de la administración del gobernador Alfonso Durazo Montaño, a quien en descargo, sabemos que a fin de cuentas corresponde a la Federación la responsabilidad de enfrentar al crimen organizado y que se hace lo que se puede, que con la Lola se puede muy poco.
LA OPOSICIÓN… está armando un verdadero trabuco que se traduce en Sonora a la postulación de candidaturas de grueso calibre, como son los casos de Manlio Fabio Beltrones, Lilly Téllez, Lupita Soto, El Travieso Arce, Eduardo Flores, Ernesto Gándara, entre otros, con grandes posibilidades de ganar estratégicos espacios en el Congreso de la Unión y sean fuente de muchos votos para Xóchitl Gálvez, que en el caso de Hermosillo el ya mentado Toño Astiazarán, es una garantía.
Y falta el paquete de 21 diputaciones locales y alcaldías frente a un oficialismo que se percibe muy confiado en que la fuerza del Estado los llevará a obtener el anacrónico carro completo, sin importar la inocuidad, el bajo perfil y la ignorancia de muchos de sus abanderados.
MORENA, sus verrugas y a quienes postulen en este proceso electoral para ocupar candidaturas, deberán batallar también a un presidente descocado y lengua larga que es cada vez más proclive ha hacer el ridículo y toma decisiones a lo pendejo.
Como no afectaría el ánimo de votantes el fiasco de la farmaciototota cuya construcción por dos mil millones de pesos solo abastece recetas en 16 días lo que cualquier farmacia lo hace en una semana y que afiliados y no afiliados a organismos de salud del gobierno sigan pagando por sus suministros médicos y al igual que el INSABI e IMSS-Bienestar, resulte en más de lo mismo.