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El Juglar de la Red/Rafael Cano Franco

 

UNA GENERACIÓN DE OROPEL

AHORA QUE… está de moda el premio de la Juventud, habría que evaluar a “los jóvenes” –lo entrecomillo porque algunos ya superan los 40 años—que el gobernador Alfonso Durazo llamó a formar parte de su gabinete.

Debemos recordar que cuando Alfonso Durazo asumió la gubernatura de Sonora ofreció muchas cosas, una de ellas fue darle la oportunidad a una nueva generación de jóvenes para ir creando una nueva clase política y con ellos constituir una generación dorada en el servicio público pero que también se estaría proyectando para los momentos electorales en la entidad.

Se puede decir que Durazo Montaño cumplió aquella oferta, pero eso no indica que su selección fue la mejor o que algunos de los llamados están o estuvieron a la altura de las expectativas generadas y de la oportunidad que recibieron.

No todo fue equivocarse, hay contadas excepciones que han cumplido.
Ahí está Paulina Ocaña, quien desde el inicio del sexenio ha escalado a posiciones de mayor confianza, fue directora de Telemax, luego coordinadora del Sistema Estatal de Comunicación Social para llegar a su cargo más importante: Jefa de la Oficina del Ejecutivo.

No significa que no haya cometido errores, sin lugar ha dudas los cometió, pero se trató de fallas por intentar hacer y no por quedarse estática o paralizada en el cargo.

Otro caso exitoso sería el de Adolfo Salazar Razo, quien empezó con un cargo importante pero menor, Secretario del área Jurídica y en poco más de un año ascendió hasta la Secretaría de Gobierno donde se mantiene.

Con un estilo rudimentario y a veces hosco en las formas operativas, al final de cuentas siempre termina ofreciendo resultados y logra sacar adelante, como Dios le da a entender, asuntos complicados que lo llevan a ser eficiente, lo cual es determinante para seguir en el cargo.

Pero también hay casos que fueron un rotundo fracaso:

Ahí tiene usted a Jesús Acuña Méndez, empezó como director de Isssteson, pero al paso de los meses mostró una soberbia desproporcionada que paulatinamente se fue convirtiendo en un acto de deslealtad al gobernador Durazo y esa razón fue la que lo llevó a terminar renunciando y ser ahora un innombrable al interior del gabinete.

Otro caso es el de Francisco Vázquez Valencia, quien inició como Secretario Particular del Gobernador, de ahí fue promovido como Secretario del Trabajo, pero sus resultados fueron magros y sus vaticinios en torno a la solución de conflictos sindicales no siempre fueron acertados, como cuando falló, en dos años consecutivos, sin poder frenar los movimientos de huelga que terminaron paralizando la Universidad de Sonora.

Víctor Hugo Enríquez García, era un rostro nuevo en la política sonorense, fue nombrado titular de Seguridad Pública luego del desastroso paso de Dolores del Río por esa secretaría, pero resultó imposible sostenerlo en el cargo luego de la fuga de Francisco Hernández, “El Ponchis”, del Cereso de Hermosillo, el prófugo era un objetivo prioritario y su captura fue muy presumida por el gobernador Alfonso Durazo, para luego debió borrar todas las publicaciones alusivas a su detención cuando se conocieron los detalles de la burla y del orgullo se pasó a la humillación y burla nacional.

El 2024 llegó a la Secretaría de Educación y Cultura Froylán Gámez García, un joven que había desarrollado trabajos muy importantes en el Instituto de Becas y Crédito Educativo y en el Isssteson; se le auguraba un gran futuro por sus antecedentes previos, pero en un año en el cargo todo indica que llegó a su tope y como titular de la SEC resultó un buen administrador pero también lo convirtió en un burócrata bien pagado más.

Que decir de Fernando Rojo de la Vega, un joven a quien Durazo Montaño nombró Secretario del Bienestar, una de las dependencias más nobles dentro de la estructura gubernamental y que bien utilizada puede ser una gran plataforma de lanzamiento electoral.

Pero Fernando Rojo ha sido noticia en dos ocasiones: cuando apareció como socio en una empresa china que recibió beneficios gubernamentales en Agua Prieta y donde no tuvo la agallas de salir a explicar de manera congruente su participación y desde ese escándalo se mantuvo encerrado en sus oficinas sin dar una sola declaración referente a su trabajo.

Tanto miedo le tiene a salir a la calle, que cuando vecinos del poniente de Hermosillo protestaron por la construcción de casas en su sector, Rojo de la Vega se negó sistemáticamente a acudir a la zona de protesta y en su lugar optó por la comodidad de querer citar a una comisión en su oficina.

Un funcionario que es incapaz de atender a los ciudadanos cuando están molestos y prefiere la comodidad de su oficina, la cual también se convierte en su guarida, es más un facho que un auténtico político con vocación de servicio público.

Otro joven del cual se esperaba un crecimiento exponencial fue de Tirso Amante, director de Radio Sonora, quien al igual que Paulina Ocaña recibió una gran oportunidad al asumir la dirección de la Radio Estatal, pero su paso ha sido gris por ese medio, no aumentó los niveles de audiencia y al llevar sus preferencias personales a los programas que trasmite la radio, en lugar de agradar terminó por degradar ese espacio.

Tirso Amante se perdió en frivolidades y en temas vanos; está convertido en un simple burócrata y de lo que pudo ser, no fue nada.
Un caso reciente es el de la nueva directora del Sistema Estatal de Comunicación Social, la joven Paloma María Terán, a ella la sacaron de la diputación en el Congreso del Estado para darle la oportunidad de que se convirtiera en la operadora de medios del gobierno de Sonora.

Pero tiene un serio problema: ignora de los temas de comunicación, desconoce la realidad de los medios en Sonora y también es una ignorante total de la realidad de los periodistas de la entidad; obligada por el cargo al diálogo, al contacto permanente con directivos de medios, columnistas y periodistas de todo Sonora, también es una burócrata más que más bien parece encargada del despacho que la responsable de manejar la imagen del gobernador.

Siempre se ha sabido que Alfonso Durazo es un político que menosprecia la importancia de manejar una imagen positiva, pero nombrar a Paloma María Terán como la encargada del Sistema Estatal de Comunicación Social no solamente habla del menosprecio que tiene para la comunicación como instrumento que vincula al gobierno con la sociedad, es el reflejo del desastre existente en su comunicación política.

En el nombramiento de todos estos jóvenes, es innegable que la decisión salió del Gobernador, pero depende de ellos cumplir o no; se puede decir a favor de Alfonso Durazo que él les dio la oportunidad y los puso en lugares donde podía brillar, si sus capacidades no dieron para deslumbrar y de generación dorada se convirtió en una de oropel, ya eso no puede ser culpa definitiva de Alfonso Durazo, en todo caso solo se le puede reclamar que a pesar de lo poco que ofrecen, los siga manteniendo.

Que razón tenían nuestros mayores cuando decían aquello de que “los aguacates no maduran a apretones”.