LOS GOBERNANTES SE VAN, LAS OBRAS SE QUEDAN
Ya calmadas las aguas del pasado proceso electoral en Hermosillo, en retrospectiva se tendría que hacer el balance de los motivos por los cuales Morena no pudo, con María Dolores del Río como candidata a la alcaldía, reconquistar la capital que gobernó durante un trienio Célida López, de 2018 a 2021.
Hay muchas teorías al respecto, incluyendo algunas un tanto ‘conspiranoicas’ sobre las que no nos detendremos en este espacio, pero desde el inicio de su campaña, Del Río Sánchez se lanzó contra el programa de patrullas eléctricas que puso en marcha el alcalde Antonio Astiazarán y con el que hizo crecer el parque vehicular de Seguridad Pública Municipal hasta cerca de 300 patrullas, cuando el trienio de Célida terminó con unas 60, varias de ellas en pésimas condiciones. Para una ciudad de casi un millón de habitantes, ese número es a todas luces insuficiente.
Al programa se le pueden cuestionar muchas cosas, como de hecho se hizo, sin que tuviera mayor efecto negativo entre los hermosillenses, que a la vuelta de tres años dejaron ver a través de un estudio del INEGI que la percepción de inseguridad en la capital mostró la reducción más grande en las capitales del país.
Pese a ello, María Dolores no soltó el tema en toda la campaña. Perdió. Quizá no solamente por eso, pero sí también por eso.
Viene a colación el tema por lo que creo ocurrió con el paso a desnivel que se construye en el cruce de los bulevares Colosio y Solidaridad, una obra construida con recursos propios del municipio y proyectada para facilitar la movilidad en el sector poniente.
Hubo, desde luego, resistencias a esa obra y principalmente la regidora Fany Duarte y la diputada Vicky Espinoza comenzaron el activismo en su contra. Pero como en el caso de las patrullas eléctricas, a los hermosillenses, mayoritariamente la obra les pareció bien y así lo manifestaron por diversos medios y sobre todo en redes sociales.
A las morenistas mencionadas se sumaron algunos grupos de la sociedad civil que decidieron clausurar simbólicamente la obra el día de su arranque. A la manifestación no asistieron ni Fany ni Vicky y los convocados no sumaron más de diez personas.
No solo eso. Un día después, tanto el diputado federal de Morena, Jacobo Mendoza y la dirigente estatal de ese partido, Judith Armenta se posicionaron en favor de la obra y, aunque ofrecieron su solidaridad con los manifestantes, se deslindaron de ellos.
Claramente, a Fany y a Vicky les mojaron la pólvora y les jalaron las riendas; los otros manifestantes diluyeron la protesta y la obra se desarrolla con normalidad en estos días. Lecturas sobre lo ocurrido en este caso también hay muchas, pero una de las más socorridas es que oponerse a esa obra era ir contra el desarrollo de la ciudad, lo que hasta para Morena se adquiría tintes políticamente incorrectos.
Lo que pasó realmente solo ellos lo saben, pero lo cierto es que ayer, acompañados de funcionarios municipales relacionados con esa obra, representantes de varios grupos ambientalistas recorrieron el área donde se desarrollan los trabajos y le dieron un espaldarazo importante a la administración municipal.
Entre esos grupos se encuentran: Caminantes del Desierto, Cultura Verde, Plogging Hermosillo, Reduce tu Huella, Vecinos Solei, Mi bolsa no es de plástico, Ave Badú, Disco Sopa, Naturalmente, Vida Verde, Naturalia, Urbanícola, Verde ser natura, Comunidad Animalera Trabajando, así como académicos y representantes de la sociedad civil.
Este caso no debería verse como una historia de vencedores y vencidos, aunque a la clase política se le dificulta verlo desde otra perspectiva. Pero a los ciudadanos de Hermosillo en general no parece importarles mucho el signo político cuando se trata de obras, programas y proyectos que se traduzcan en beneficios para su vida cotidiana. Habrá, como en todo, resistencias y versiones encontradas al respecto, pero al final la obra quedará allí incluso cuando toda esa clase política se haya ido.
Ya veremos, después de los 14 meses que dure su construcción, quién tenía la razón.
II
Todo pinta para que a Sonora le vaya bien con el Plan México presentado en la víspera por la presidenta de la República, Claudia Sheinbaum Pardo, pues de acuerdo con el gobernador Alfonso Durazo -que a estas horas debe estar echándose una sopita taiwanesa allá en el lejano oriente- quien citó que hay importantes proyectos carreteros y de electromovilidad en la agenda.
Hay que decir que algunos de estos proyectos ya estaban contemplados en el Plan Sonora de Energías Sostenibles, como son la modernización carretera y ferroviaria, así como los relacionados con la electromovilidad, aunque en este último rubro despertó bastante expectativa la alta posibilidad de que sea en Sonora donde se instale la planta de ensamblaje del nuevo automóvil eléctrico llamado Olinia, de fabricación 100 por ciento nacional y a cargo del Estado mexicano.
La presidenta retomó el tema de los trenes de pasajeros, entre ellos el de la Ciudad de México a Nogales, que por cierto venía incluido en el plan de cien puntos que presentó en su arranque de campaña allá en el Zócalo capitalino el año pasado, evento en el que estuvimos presentes tomando nota de los detalles.
En el rubro carretero destaca la rúa Guaymas-Esperanza-Yécora-Chihuahua en la que se invierten más de 18 mil millones de pesos en sus 347 kilómetros; la Bavispe-Nuevo Casas Grandes que tendrá una inversión de casi dos mil mdp y la de Sonoyta-Puerto Peñasco proyectada con un esquema de inversión mixta con la expectativa de concesionarse a la iniciativa privada.
El Plan México, diseñado para posicionar a México como la décima economía mundial pone especial énfasis en la inversión en proyectos sustentables, rubro en el que el Plan Sonora se adelantó al promover temas como las energías limpias, la electromovilidad, los semiconductores y la agroindustria. De hecho, esta segunda gira del gobernador por Taiwán tiene como objetivo firmar un memorándum de entendimiento para la instalación en Sonora de una fábrica de baterías, y lo mejor de esta noticia es que la sede de esta empresa podría estar en Ciudad Obregón, donde no solamente urge la reconversión de cultivos, sino la reconversión productiva en general, poniendo el acento en la industrialización y la suma de valor agregado a los productos del sector primario.
Por cierto, salvo en el caso de la reubicación de las vías del tren entre Ímuris y Nogales, no hay otra de las muchas obras que está llevando a cabo el gobierno del estado que haya dado pie a cuestionamientos y a la tentación de llevarlas al terreno de la discusión política.
Al contrario, de San Luis Río Colorado a Huatabampito (donde se construye un andador turístico), pasando por Guaymas donde se han invertido sumas millonarias, o en los pueblos yaquis la gente está conforme con esas obras que, insisto, quedarán allí incluso después de que los gobernantes se hayan ido, y también llegará el momento de evaluarlas.
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