EN DEFENSA DE LILLY TÉLLEZ
Lilly Téllez es un sapo que se tuvieron que tragar los morenistas, algunos sin hacer gestos, otros batallando para contener las arcadas, unos más echándole sal y pimienta, pero se lo tragaron desde 2018.
No podía ser de otra manera. La conductora de televisión llegó sorpresivamente ese año como candidata de Morena a la senaduría por Sonora, encabezando la fórmula donde iba como segundo de a bordo Alfonso Durazo, el verdadero candidato de AMLO, el presidente que se dio el lujo de mandar en el primer lugar a una ‘nadie’, políticamente hablando.
La señora Téllez jamás militó en la izquierda y nunca tuvo un mínimo acercamiento con las posiciones progresistas. Apenas unos meses antes de su designación como candidata, todavía producía y difundía videos de corte político en los que hacía cera y pabilo de Andrés Manuel López Obrador, a quien siempre -siempre- consideró un peligro para México.
¿Cómo llegó a ser candidata? Eso es un misterio sobre el cual solo existen hipótesis, una de ellas, la más socorrida es que fue parte de una negociación entre el mismísimo López Obrador y Ricardo Salinas Pliego, el dueño de varias grandes empresas, entre ellas TV Azteca, y de quien se dice financió generosamente la campaña del tabasqueño.
Estaban lejos de imaginar que aquella relación tan empática se rompería hasta encontrarse en el estado en que hoy se encuentra, es decir, en su peor momento.
Después de 2018 esa relación entre el magnate y el presidente empezó a deteriorarse muy pronto, cuando ya en el poder, López Obrador comenzó a llamar a cuentas a los señores del capital, beneficiarios fiscales del periodo neoliberal y grandes evasores de impuestos.
La coartada perfecta para la ruptura de la conductora de televisión llegó de forma natural. La agenda progresista que impulsó la bancada de Morena y sus aliados en las cámaras Baja y Alta chocó frontalmente con su vocación Pro Vida, su formación de derecha, su repulsión hacia los pañuelos verdes de las feministas pro aborto y las banderas arcoíris.
Migró rápidamente al campo ideológico-político en el que siempre debió estar: el PAN. Desde allí se convirtió en una verdadera piedra en el zapato para Morena, para sus dirigentes y para el propio inquilino de Palacio Nacional, lo cual le dio una proyección nacional en ese sector de la derecha que la hizo acariciar la idea de que podría llegar a ser presidenta de la República. Su nombre se llegó a barajar entre los prospectos de Acción Nacional a la candidatura presidencial en 2024, pero se quedó a medio camino.
Lo de la candidatura presidencial fue, desde luego un sueño guajiro, pero el PAN se lo creyó de la misma forma como pensó que Xóchitl Gálvez arrasaría a Claudia Sheinbaum en ese proceso electoral, pero el mensaje que salió de las urnas fue un duro baño de realidad.
A la señora Téllez, sin embargo no le fue tan mal con el PAN. Fue colocada como segunda en la fórmula que encabezó Manlio Fabio Beltrones al Senado por la alianza PRI-PAN-PRD, y negoció muy bien con Marko Cortés y la cúpula panista para ocupar el cuarto lugar en la lista de senadores plurinominales.
Desde esa posición, no necesitó hacer campaña pues le daba lo mismo ganar (un escenario súper improbable) que perder. De hecho, todo el peso de la campaña recayó en Beltrones, que en más de una ocasión tuvo que salir a enmendar las barbaridades que desde la Ciudad de México declaraba la señora Téllez.
Fueron raras las ocasiones en que vino a un evento de campaña y todo lo ‘operaba’ desde la capital del país, sobre todo a través de un espacio en el noticiero de Ciro Gómez Leyva, tema por el cual hoy pretenden impedir su llegada a la Cámara Alta al considerarla “inelegible”. En su mismo caso se encuentra Ricardo Anaya, pero por otros motivos. La de Ricardo, sin embargo, es otra historia.
La señora Téllez (que por cierto me tiene bloqueado en X, lo que para nada es queja) fácilmente puede pasar por un ejemplo de oportunismo, traición, incongruencia y estridencias huecas, como hay en todos los partidos políticos.
Aun así, no estoy de acuerdo en que se le quiera escamotear su escaño en el Senado. Por el contrario, creo que Morena debería facilitar la llegada de la señora Téllez al Senado. Tendría en ella la más vistosa de las razones para afianzar los motivos por los cuales la derecha clasista, racista, homofóbica y rayana en el fascismo no debería ocupar espacios desde los cuales se definieran las políticas públicas.
Es decir, la señora Téllez en el Senado sería la garantía para mantener las tendencias de votación que hasta hoy ha tenido Morena. Inhabilitarla, cerrarle el paso, negarle el escaño sería un desperdicio, porque no hay nadie que represente de mejor manera todo aquello por lo que el electorado mexicano ha votado en contra.
Por eso salgo en defensa de la señora Téllez. Mi defensa, sin embargo, no servirá de mucho.
Los motivos para impugnar su llegada al senado son varios, pero básicamente tienen que ver con su participación en el programa de Ciro Gómez Leyva, argumentando que pagó por esos espacios en radio y televisión lo cual, en sentido estricto, no es cierto.
En ese mismo programa hay otros personajes afines a Morena que aparecen como invitados, y que por lo tanto no erogan uno solo peso por ello. La diferencia es que Epigmenio Ibarra o Arturo Saldívar no eran candidatos.
Desde el sentido común, el otro argumento para impugnar el arribo al senado de la señora Téllez parecería baladí, sobre todo porque si se finca en el supuesto de una inequidad en la campaña, y tal cosa cae por su propio peso, considerando la madriza que le pegaron en las urnas.
Pero el tema no es solo político, es también jurídico. Resulta que hay jurisprudencia para considerar que si una persona que tiene acceso a un medio de comunicación masiva, utiliza tal medio para hacer proselitismo en favor de su campaña o la de su partido, cae en los supuestos que presuponen inequidad en los procesos electorales.
Insisto: esto me parece un despropósito considerando que la señora Téllez sin la sombra de Salinas Pliego, de Morena, de Manlio o de Marko Cortés no es más que una lata vacía que, como toda lata vacía, solo hace mucho ruido y el resultado electoral fue una broma si se quiere hablar de inequidad.
El otro punto en favor de Lilly es que quien la acusa es nada menos que Sergio Gutiérrez Luna, exponente si lo hay, del oportunismo, la traición, la promiscuidad ideológica y política y por si fuera poco, de la corrupción. La ventaja del veracruzano es que hoy milita en Morena.
Y eso es de una espectacularidad que raya en el paroxismo surrealista de la política mexicana. Gutiérrez Luna tuvo esa epifanía en la que cruzó las bautismales aguas del Río Macuspana y automáticamente quedó no solamente libre de pecados, sino con un documento que lo acredita como Ángel Guardián de la Cuarta Transformación.
Resumo, sin que les duela demasiado: Lilly sí debería estar en el Senado porque sería la mejor aliada del afianzamiento de la narrativa contra el oscurantismo más ramplón, pero creo que no va a llegar porque además de los criterios políticos, hay elementos jurídicos para bloquearle ese camino.
Spoiler: Lilly Téllez no será senadora.
II
Más de mil 300 nuevos empleos generó la planta Kyungshin México-Obregón, lo cual contribuye a mantener la tendencia positiva de desarrollo, crecimiento económico y creación de nuevas plazas de trabajo.
Fabricante de arneses automotrices, la empresa de capital coreano se instaló en Ciudad Obregón y ayer fue inaugurada por el gobernador Alfonso Durazo, quien refrendó las garantías que ofrece Sonora para las inversiones extranjeras, por su infraestructura, mano de obra calificada y ubicación geográfica.
En este caso, la empresa invirtió más de 11 millones de dólares y potencialmente puede llegar a generar 4 mil empleos. El gobernador estuvo acompañado del alcalde de Cajeme, Javier Lamarque Cano y la secretaria de Economía, Margarita Vélez de la Rocha.
En una segunda etapa de la gira de ayer por el sur del estado, el gobernador estuvo en Las Guásimas, una comunidad pesquera donde habitan unas 600 familias de la etnia yaqui.
En esta ocasión, y en cumplimiento de compromisos establecidos en el Plan de Justicia Yaqui, fueron entregadas 77 embarcaciones e igual número de motores fuera de borda, para apoyar a los pescadores de esa comunidad donde por décadas han persistido los rezagos y el abandono, que buscan ser paliados con estos apoyos. El gobernador estuvo acompañado del delegado de Conapesca, Octavio Almada.
III
Los sonorenses siguen ocupando sus escaños en el Senado. Ayer le tocó el turno a Heriberto Aguilar Castillo, quien al registrarse como legislador aseguró que trabajará por la prosperidad y el mejoramiento de la calidad de vida de las y los sonorenses.
Nativo de Guaymas, Aguilar Castillo es fundador de Morena en Sonora, pero ha acompañado a Andrés Manuel López Obrador desde aquellos días del plantón en Reforma en 2006. A lo largo de este tiempo ha ocupado varios cargos federales y estatales, así como de dirigencia.
Fue diputado federal dos veces por el distrito 04; en el gabinete de Alfonso Durazo fungió como secretario de Infraestructura y antes fue dirigente estatal de Morena en el estado.
Por cierto, algo ha de saber Heriberto, pues entrevistado por los colegas que cubren la fuente del Senado, dijo que no habrá problemas para aprobar la reforma judicial, pues tanto en la Cámara Baja como en la Alta, Morena cuenta con la mayoría calificada.
Hasta donde me quedé, a Morena le faltaban tres senadores, aunque antier Manuel Velazco declaró que ya tenían 99.9% de avance en la suma de tres senadores más (algo que por cierto dijo desconocer el coordinador parlamentario de ese partido en el Senado, Adán Augusto López). Pero bueno, si Heriberto Aguilar dice que ya consiguieron las dos terceras partes, debe ser una versión muy extendida en aquellos lares.
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