PRESUNTO CULPABLE…DEL CINE A LA REALIDAD EN SONORA
Decían que la mal llamada reforma judicial, mejor conocida y definida como del acordeón, iba a acabar con la corrupción y las malas prácticas tradicionales de torcer la justicia desde el hoy por demás colonizado y ultra sometido poder judicial.
Al más puro estilo del clásico “ni los veo, ni los oigo”, los diputados y senadores de morena con sus secuaces del PT y el Verde ignoraron a quienes reiteradamente y por diversas vías señalamos que esa despreciable farsa se agravaba al dejar intocados los hoyos negros de las fiscalías, los tribunales y la suprema corte que no pueden ser un reducto de delincuentes e ignorantes. Valga agregar que todo eso era ya y desde tiempos ancestrales en buena medida algo así, pero entre los que hoy fueron designados con una majadera e innecesariamente costosa simulación, se fueron al siguiente nivel.
El espectáculo resultó grotesco: Tómbola, bolitas brincolinas, listas que sustituían las presuntamente autorizadas por un comité de incondicionales, campaña ridícula e hiper controlada selección y elección de delincuentes, intervención oficial, acordeones y autoridades electorales colonizadas y sometidas legitimando la patraña, entre infinidad de marranadas cuatroteras que fueron el marco para perpetrar la infamia de convertir el poder judicial en una meretriz de cuarta, literalmente y ya veremos que tan cara.
Y si, siguen haciendo historia. Una historia más de las que se gastan alegando con justa razón que no son iguales a los de antes, y si, los otros al menos simulaban, cuidaban cierto nivel de profesionalismo y competían con ventaja, pero nada que ver con la degradación actual inducida por quienes por cierto, son hijos de quienes regenteaban el changarro donde mamaron todo lo que son hasta que salieron del PRI, la mayoría por malqueridos, rechazados o ignorados, y no por razones de carácter ideológico, sino de intereses individuales.
Ya en nuestras desérticas latitudes, llegó a tal grado el descaro, que cuando al gobernador Durazo le alteraron su lista prediseñada, un candidato al poder judicial onapafa acordeonero que se fue por la libre con el padrinaje de una parejita de vivitos que extrañamente siguen vivos al ladito del patrón, tuvo que renunciar luego de haber sido electo cuando al dueño de la flamante nueva runfla del bienestar judicial le llegó la noticia de semejante atrevimiento. A la vista baby.
Y como dicen que chango viejo no aprende maromas nuevas, el conocido, manoseado y explotado caso de Ernesto, el pato de Lucas Hopkins, sirva de muestra del grado de “mejora” del llamado poder judicial incorruptible del acordeón del bienestar.
Acusado por la fiscalía anticorrupción de manera por demás forzada y desfasada, teniendo como única evidencia una fotocopia simple de un contrato atemporal a su salida de la SEC como secretario de educación, que además no tiene ni testigos ni antefirmas, según nos explicaba donde coincidimos el pasado viernes invitados entre otros colaboradores del muy recomendable antro de la información conocido como “La polaca con Aarón Tapia” donde firmé recientemente para una nueva temporada.
Nos compartía también esa tarde luego de haber estado varias horas en comparecencia judicial que las acusaciones que le cargan son del todo falsas y carentes de cualquier sustento jurídico y lógico, derivando consecuentemente en lo que luce como una irresponsable y por demás forzada fabricación de un delito.
Acto seguido, luego de dejar pasar el fin de semana para iniciar en lunes, vimos un burdo operativo mediático que no puede catalogarse como casual ni coincidente en cuentas de redes sociales muy identificadas con el gobierno estatal, en un doloso afán por generar escarnio con una “noticia” donde se difundía que se le había vinculado a proceso en la audiencia referida, acusando carencia absoluta de todo profesionalismo jurídico, para acto seguido publicar una “fe de erratas” para desdecir una afirmación directa de desvío de recursos para luego decir que siempre no había sido así.
Entre las curiosidades que nos platicaba el pato, luego de una exasperante confrontación de evidencias y alegatos con una juez a cargo, que por lo dicho por el acusado, debió haber acudido a la audiencia con lo que a simple vista luce como un encargo muy claro, se le acusa de haber firmado el mencionado contrato horas antes de dejar el cargo como secretario, por el que según esto, se le pagó a una empresa por la prestación de sus servicios en los años 2018, 2019, 2020 y 2021, cuando la ley no permite contratos multianuales, sino un procedimiento consecutivo de ratificación o renovación anual.
Lo que es aún más inadmisible, nos comentaba, es que se argumente que con un solo instrumento jurídico se pretenda justificar presuntos desvíos millonarios durante todos esos años. A esto hay que agregar que este proceder se realizó bajo un mismo esquema fiscal que durante décadas se ha ejecutado por vía de hechos admitido entre las partes y, lo más significativo, que dicho esquema fiscal se siguiera aplicando en fechas recientes.
Es de preguntarse, luego entonces… ¿Cómo puede responsabilizársele a un ex funcionario por hechos ocurridos cuando ya no tenía atribuciones, ni poder de decisión, ni ningún tipo de vínculo administrativo?
¿Sabrán siquiera las autoridades en qué consiste el delito del que se le acusa de manera que, sin mayor duda, no pueda catalogarse su proceder hasta como doloso al desestimar evidencias y alegatos suficientemente sustentados?
¿Habrá tomado nota la parte juzgadora de una respuesta formal por parte de la propia SEC que admite no tener evidencia documental del contrato original que, a petición de parte, “luego de una búsqueda exhaustiva” a decir oficialmente de la dependencia, informara que no se encontró dicho documento y que sea una copia simple sin firmas lo que sostiene la referida vinculación a proceso del ex secretario?
Por si lo anterior fuera poco, habría que agregar que ni siquiera los peritajes grafológicos practicados a los documentos base de la acusación que concluye que no coinciden bajo los estándares científicos respectivos las firmas plasmadas en ellos con la del pato, mismos que tampoco fueron suficientes para la flamante juez recientemente electa “para hacer las cosas mejor”… Habría que ver para quien.
Luego entonces, con base en lo que nos compartiera un contrariado hombre conocedor y hacedor de leyes, con larga trayectoria en el servicio público y buena chucha cuerera de uno de los oficios mas viejos de la humanidad, la política para ser precisos, pues que “no me vengan con el cuento de que la ley es la ley”, señores del jurado.
La ley, tal como antes, es de sus nuevos depositarios y tienen condiciones para hacer con ella lo que a su real gana les convenga, que tambien bien pudiera hacer mejor las cosas según la profecía, en lo que puede ser uno de los primeros episodios del oscurantismo leguleyo cuatrotero que puede operar en el absurdo por las razones equivocadas, también acá en Sonora.
En lo personal debo decir que me cuesta aceptar que mi tío poncho esté instruyendo una persecución política abusando de la ley y me inclino por querer creer que pueda haber quienes extralimitando de sus facultades o la confianza del number one, busquen cobrar cuentas o endilgar muertitos a quienes han sido imputados y hasta procesados con tal de darle vida a una narrativa que poco aporta y puede salir tan cara como poner en entredicho lo dicho en favor del nuevo poder judicial.
Esperemos que en estos tiempos de nuevos presos políticos y renovadas versiones de “Presunto culpable” en un país donde hay más personas encarceladas que antes del actual régimen, donde la justicia sigue siendo hasta ahora moneda de cambio o recurso de torsión política, y donde el poder judicial ha sido secuestrado nuevamente por la partidocracia dominante, en Sonora siga habiendo un gobernador dispuesto a revisar puntualmente con el ahora a prueba tribunal de disciplina judicial encabezado por nuestro buen amigo Darbé López, un prestigioso abogado de carrera respetable y eficiente, por cierto cual excepción a lo que luce como regla, el respeto al debido proceso, no solo para este caso de otro buen amigo, sino de tantos otros que, con jueces que también están a prueba al haber sido electos, “haiga sido como haiga sido”, están bajo su jurisdicción y escrutinio. Están a tiempo.

