SON RUMORES, SON RUMORES…COMO EN EL VENAO
La comidilla del día, sin duda, fue la “renuncia voluntaria” de Daniel Humberto Acedo Fimbres, recién electo por voto directo, libre y secreto del pueblo bueno y sabio, como magistrado del Tribunal de Disciplina Judicial en Sonora, y a la sazón, esposo de María Lizbeth Gardner Ortega, tesorera del Estado en la Secretaría de Hacienda.
Desde temprano, por las benditas redes sociales, se filtró la carta de renuncia del susodicho, dirigida a Nery Ruiz Arvizu, presidente del Instituto Estatal Electoral y de (escasísima) Participación Ciudadana, en donde le daba a conocer, palabras más palabras menos, su decisión de renunciar al cargo por motivos personales y profesionales.
Dicha carta de renuncia fue presentada de forma escrita el pasado domingo 1 de junio, extrañamente el mismo día de la elección.
Para darle legalidad al asunto, los consejeros electorales sesionaron este martes de manera extraordinaria para aprobar la cancelación de la candidatura del cuasi magistrado Acedo Fimbres.
Hasta aquí más o menos normal el tema, con lo que signifique renunciar a un cargo no estrenado oficialmente, quebrantando así la sacrosanta voluntad del pueblo que confió en él. El hombre y su circunstancia.
El asunto luego cobró un vuelo inusitado.
En las malditas redes sociales, posteriormente corrió como reguero de pólvora el despido de Liz Gardner como tesorera del Estado (esposa del renunciante ¿se acuerdan?), acusada de operar en contra del gobernador Durazo en la reciente elección judicial.
Las remalditas redes sociales no quedaron conformes: también se llevaron de paso a Manuel “Manu” Cañez, titular de Becas y Crédito Educativo del aparato estatal, disque por lo mismo.
Ya en el colmo de la maledicencia de los enredosos usuarios de las redes, señalaron a Célida López, hoy por hoy titular de la secretaria de Agricultura y Ganadería en Sonora, como la instigadora de tal infamia electoral.
Todo este drama digno de un thriller político al estilo House of Cards, Designated Survivor o The Politician, dio ayer de qué hablar en los corrillos políticos, junto a un video que circuló (otra vez las malditas redes) y en donde las hoy magistradas electas al Supremo Tribunal de Justicia en el Estado, Ana Patricia Briseño y Violeta Ybarra, pasaron aceite durante una entrevista establecida como requisito para aspirar al cargo. Se les hizo bolas el engrudo al momento de contestar una pregunta. Les juro que sudé junto con ellas. De esos momentos de intensa angustia que te invade cuando el jefe te pregunta algo y no sabes que contestar. Casi al punto del llanto. ¡Gulp!.
Pero bueno, volviendo al tema en comento.
El chisme estuvo en redes prácticamente todo el día, sin que nadie del Ejecutivo atinara a salir para tratar de acallar los rumores. Un nuevo vacío de información, y la bola se hizo grande, grande. Estos sucede cuando las operadoras de la Comunicación Gubernamental andan mas interesadas en aparecer en TikTok y en Instagram que en cumplir con su chamba.
Ya entrada la noche, pude hacer contacto con una fuente confiable para comprobar la veracidad de las “corridas” de funcionarios, y rotundamente negó que fuese cierto.
Me alegra por Liz Gardner y Manu Cañez, porque los considero muy buenos funcionarios, jóvenes comprometidos y responsables.
Luego, alcancé a leer un par de publicaciones de colegas en la red social X, desmintiendo también todo el entramado surgido en torno a dichos funcionarios.
Y colorín colorado, estos rumores se han acabado.
Al menos el chisme, como caja china, sirvió para distraer momentáneamente al respetable en torno a los magros resultados de la elección judicial en nuestro querido terruño Sonora. Y si me apuran tantito, quizá hasta fue propiciado desde el mismo Palacio. Los funcionarios responsables del fracaso electoral tomaron aire.
IN PROXIMUM
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