+ Explica titular de Sader el problema del gusano barrenador; EU falló en detener la plaga en Panamá; Beltrones critica, pero sugiere soluciones; banquetas, eterno problema de Guaymas, es atendido por la comuna; CEA “sospecha” de “huachicoleo” de agua; y el líquido fluye en las calles
GUAYMAS, Son. – Hay quienes culpan al gobierno de México de cuanta cosa mala pasa en el país –y seguido tienen razón–, pero toco el tema del gusano barrenador con la versión del titular de Desarrollo Rural, Julio Berdegué, para empezar a entender lo que pasa: «se les fue de control”.
Expone el problema que volvió a suspender exportaciones y afectar una actividad que alimenta y emplea a millones, culpando a Estados Unidos de no controlar la plaga, por eso se expandió.
México, enfatiza, no tenía responsabilidad en controlarla cuando estaba al sur de Panamá, pero Estados Unidos sí, y la explicación es que tiene la única planta en la región para producir moscas estériles, requeridas para combatir el gusano endémico de Suramérica. Fue controlado mucho tiempo hasta su reaparición en 2023, en Panamá: “este animalito” se movió 3,700 kilómetros hasta llegar a la frontera de México con Guatemala, ilustra el responsable del campo mexicano.
Sintetiza, México no era responsable de controlar esa plaga cuando estaba al sur de Panamá, pero sí EU, únicos que producen esa mosca y, “bueno, el asunto es que se les fue de control”, insistió.
Aquí debemos preguntarnos, por qué pedir permiso para abrir una planta productora de la mosca. Esto dice don Julio: «Hemos pedido durante meses sin respuesta que se abra la planta de producción de moscas estériles en México, en el estado de Chiapas. Seguimos esperando la respuesta de las autoridades”. Sin eso, no se tiene lo esencial para poder combatir esta plaga.
Quizá esto lo explique: la planta es de Estados Unidos. Ellos tienen la mosca y “no podemos abrir nosotros solamente”. Una mosca que, también, va a ayudar a ellos.
Aparece pues, una muralla a la respuesta de México, un asunto de pesos y centavos. Dólares, en este caso, pero preguntar, me expone a una respuesta como la espetada por Bill Clinton a su ingenuo asesor de campaña: “es la economía, estúpido”.
Y no sobra escuchar a conocedores del tema. Esto dice el senador Manlio Fabio Beltrones, quien gobernó Sonora durante una de estas crisis: “Hay que cerrar la frontera sur; hay que empezar a combatir el huachicoleo ganadero. Todos lo saben, en los últimos años las autoridades han sido enormemente laxos dejando pasar ganado de Centroamérica a México para hacer negocio fácil”.
Acusa, pero sugiere: reactivar la Comisión Bilateral que por medio siglo erradicó el gusano; elevar presupuesto a Senasica, órgano responsable de la vigilancia y supervisión de ganado, pues el sexenio anterior le quitó el 40% del dinero; y que Sonora tengan su propia supervisión, como en su tiempo. Con filtros en la frontera con Sinaloa se blindó al ganado, incluido el puerco que se exportaba a Japón, y “eso nos hizo sentir más seguros”.
Resaltó que Sonora y Chihuahua “han hecho un muy buen trabajo y eran los únicos estados, hasta hace unos días, que podían exportar ganado a Estados Unidos y demandó el trabajo de equipo, pero “que no se politice”, destaca, pues hay 600 mil cabezas de ganado varadas en la frontera.
La cifra asusta, por el impacto que puede tener en la economía de los ganaderos y sus familias.
LAS TAN NECESARIAS BANQUETAS
En alguna ocasión, Lorenzo Woodel bebía café rodeado de amigos que hacían escala en “El Jardín”, de Héctor Zaragoza, y al ver en la TV la imagen de alguien caminando por “media calle” en una ciudad danesa, advertía: “ese debe ser de Guaymas”.
Hubo quien se sintiera agredido por tal alusión, sugerente de la falta de cultura vial en el “Puerto de Puertos” –como nos llamó don Francisco de Ulloa al descubrir la bien protegida bahía de Guaymas, en 1539 –, y completó: “nótalo, todo mundo anda por media calle”.
Tenía razón. Pero todo tiene un por qué. Cuando Otto Claussen buscaba la alcaldía en 2012, en una declaración ofreció construir banquetas, pues faltaban en muchas calles. Le observé el error de la autoridad, en su mal planeada solución a líos de movilidad como el que ahora vivimos.
El ganadero e industrial Javier Villaseñor, regidor en el Ayuntamiento que presidió el recordado líder pesquero y alcalde Florentino López Tapia, creó el futurista bulevar Benito Juárez, amplio y de concreto hidráulico –gran parte ya rehabilitado por Karla Córdova–, pero en muchos tramos, le reproché, hizo calle sin banquetas.
Me explicó un fenómeno aún vigente: “Es la gente. Usa la banqueta para hacer sus casas”. Cierto. La casa, el aire acondicionado sobresaliendo o la cochera ocupándola completa.
Y el Monumento al Maestro en diagonal Yáñez, construido por José Armendáriz Cruz, también regidor en ese trienio y líder magisterial. Muy bonito, pero la gente usa la calle.
La doctora Córdova puso mucha atención en eso. No dejar por fuera las banquetas en los nuevos desarrollos, en aras de un tránsito peatonal fácil y seguro, centrándose en este momento en el ya ni tan nuevo Guaymas Norte, donde la Dirección de Infraestructura las construye y rehabilita. Víctor Partida nos habla de 3,693 metros en este momento.
Y las hacen bien, no con la mentalidad de aquellos funcionarios dominados por quienes construían viviendas-pichoneras, con banquetas de 90 centímetros de ancho. Era suficiente, decían.
¿Suficiente? ¿Para qué? Eso los pinta tal cual eran. Partida deja metro y medio y ganó el aplauso de quienes habitan el lugar, un millar de personas. Peatón y automovilistas dejarán de disputarse el espacio para desplazarse.
Ah, y se mira bien. La imagen de la ciudad también es parte de la historia. Qué bueno.
ARROYOS DE AGUA POTABLE
Comisión Estatal del Agua dice que van contra el “huachicoleo”, que ya ubicó y suspendió tomas clandestinas, aunque no dice dónde y a quién, supongo que “para no entorpecer investigaciones”, como excusan su opacidad los ministerios públicos cuya labor perciben los ciudadanos como un negocio próspero, en el usufructo al monopolio de la ley por parte del Estado.
El “rey” de la CEA Guaymas reconoce 32 mil tomas de agua domiciliarias e industriales, la mitad irregulares, con 360 de ellas en rezago por 400 millones de pesos.
Investigan más, dice “su majestad”, Adrián Orduño Dávalos. Debiera ahorrar tiempo, pues CEA tiene archivado el muy bien cobrado estudio con datos específicos de ese problema aquí, en el campo y en comunidades yaquis.
Una observación: los autores del estudio salieron corriendo. Los usuarios “descubiertos” usaron su influencia y todo quedó igual.
Sobre “huachicoleo” en empresas, Adrián dice que “al menos contamos con la sospecha de una”.
Ah, qué ternura.
Y, ¡aguas, plantas purificadoras! Amenaza ir por ellas, pues no pagan el elevado consumo. Nos platican cómo lo arreglan, pues somos malpensados.
Ah, y el clamor en Guaymas Norte: docenas de fugas agravan el problema que implica tener agua solo dos veces por semana.
Las señoras, identificadas –faltaba más–, reclaman la falta de atención del organismo.