DE PRIMERA MANO
Por Francisco Javier Ruiz Quirrín
ES PROBABLE… que el Gobernador Alfonso Durazo Montaño sólo esté pensando en términos de detonar la economía regional, desincorporando la superficie de la presa “Abelardo L. Rodríguez” y esté haciendo a un lado el tema del manto acuífero que alimenta aún de agua a la capital del Estado.
Y es que sorprendió a propios y extraño cuando en Ciudad Obregón y en un foro sobre el agua, hizo el anuncio de vender las cientos de hectáreas de dicha presa, para construir tres más.
Nadie duda que el titular del Poder Ejecutivo estatal sea la persona mejor informada de nuestro entorno, pero deberá ser más claro en sus exposiciones para evitar especulaciones.
Aseguró que la presa “ALR” ha cumplido su función y que en los últimos cincuenta años no ha generado utilidad.
Sin embargo, un escenario que ha permitido admirar el espejo de ese, nuestro lago artificial construido por el General Rodríguez, es la condición de tener un año muy llovedor.
Hace exactamente 40 años (en 1983 y aún el siguiente 1984), el Río Sonora tomó de nuevo su cauce en toda la zona que conocemos como “vado del río”. En el lenguaje común, se dijo “el río corrió de nuevo”.
En ese entonces, el tránsito vehicular local y foráneo tuvo que suspenderse porque resultaba prácticamente imposible que automóviles y transportes cruzaran la ciudad.
Lo anterior obligó al gobernador Samuel Ocaña, a gestionar recursos para construir lo que se conoció como “el puente trébol”, el que aún subsiste con algunas ampliaciones.
A finales de la década de los ochenta, durante el sexenio del gobernador Rodolfo Félix Valdés, se construyó la presa conocida como “El Molinito”, aguas arriba, para que operara como “derivadora”, es decir, contuviera el agua del Río Sonora y, ante posibles demasías, desfogarla hacia el sistema operador de agua potable para la ciudad.
En 1994, -es decir, hace 31 años- también se presentó mucha lluvia y debió ordenarse desfogar las aguas de la presa “ALR”, conducidas por un canal especial construido para ese propósito en el vado del río, el que aún subsiste.
Bueno, según el anuncio del Gobernador, la superficie de la presa se pondría en venta para desarrollar un proyecto inmobiliario. ¿Existe la seguridad de que la iniciativa privada “pujaría” por la adquisición de esos terrenos? Si.
Sin embargo, el gran riesgo sería para los particulares que se asentaran en ese vaso, porque nadie asegura que el agua, ante la presencia de lluvias extraordinarias, volvería a correr y retomar su cauce natural.
¿Podría hacerse algún proyecto como el del vado del río? Quizá sí, siempre y cuando los expertos emitieran un dictamen que diera viabilidad al proyecto a desarrollar.
En su momento, quienes saben del tema, han externado su conocimiento y su opinión. De entrada, debajo de todo ese azolve de lo que queda del área de la presa “ALR” hay una mina. Ha acumulado en cientos de años, minerales contenidos en las aguas del Río Sonora, con todo y sus “abonos” de las minas de Cananea.
Sólo habría qué constatar los datos de Conagua, respecto a los metales pesados contenidos aún en nuestros días y la necesidad de una potabilizadora para que la población pueda beber esa agua sin mayores consecuencias en su salud.
La idea de desincorporar la superficie de la presa “ALR”, hecha pública por el Gobernador, tiene el objetivo de lograr recursos para hacer otras obras que también estarían atenidas a la madre naturaleza.
La voluntad de lograr dinero para solucionar problemas, es una buena actitud.
Pero quienes tienen la palabra y deberían de lograr la atención de quienes tomarán las decisiones finales, son los expertos en el tema.