Por Rafael Croda/Foto: Cuartoscuro
CIUDAD DE MÉXICO (Proceso).– Los datos de delitos que divulga la presidenta Claudia Sheinbaum en las “mañaneras”, según los cuales el homicidio doloso y los ilícitos “de alto impacto” han bajado durante su gobierno, “ya no son válidos” para medir la realidad del crimen y la violencia en México,indican expertos en seguridad consultados por Proceso.
De acuerdo con especialistas, esos datos “están manipulados” y tienen “serias fallas técnicas” porque las autoridades cambiaron de manera inexplicable la metodología de medición y están registrando como “otros delitos contra la vida” una gran cantidad de crímenes dolosos, además que, de muchas desapariciones que en realidad son asesinatos no las clasifican como tales.
Ese problema, indican los académicos consultados, se agravará por la decisión de la Sheinbaum de “actualizar” las cifras del Registro Nacional de Personas Desaparecidas y No Localizadas (RNPDNO), lo que supone que ese organismo en realidad presentará datos más bajos sobre ese fenómeno vinculado a la violencia homicida en México.
La presidenta dijo el 18 de diciembre último que en los próximos días el RNPDNO presentará los nuevos datos y que ahora, por ley, sólo se considerará a una persona desaparecida si hay una carpeta de investigación sobre su caso.
Eso ocurre luego de que la narrativa oficial sobre el problema de seguridad que tiene México se ha centrado en que los homicidios dolosos han disminuido y que eso significa que “la estrategia está funcionando”, cuando en realidad la percepción de inseguridad pública ha aumentado (pasó de 58.6% a 63% en el último año, según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía) y las desapariciones dieron un gran salto en este gobierno.

De acuerdo con datos del RNPDNO, entre el 1 de octubre de 2024, día que asumió Sheinbaum como presidenta, y el 30 de septiembre de 2025, cuando cumplió un año en el cargo, la cifra de desaparecidos y no localizados fue de 14 mil 761, mientras que el promedio anual de casos en el sexenio anterior se ubicó en nueve mil 582, lo que significa un aumento de 54 por ciento.
Los expertos creen que el gobierno ajustará los datos a la narrativa oficial: que la violencia letal viene en descenso.
“Existe una manipulación directa de las cifras de incidencia delictiva con fines políticos para crear loa narrativa de una supuesta pacificación del país”, dice el coordinador del Programa de Seguridad de México Evalúa, Armando Vargas.
De acuerdo con el especialista en regímenes criminales y dimensiones de las violencias, esa narrativa le permite a Sheinbaum combatir el discurso de la oposición de que la violencia aumenta; le ayuda a construir su propio legado dentro de Morena, al mostrar resultados, a diferencia de su antecesor, Andrés Manuel López Obrador, en materia de seguridad, y le sirve para argumentar ante su homólogo estadunidense, Donald Trump, que combate el delito.
El problema –dice Vargas– es que ese discurso es rentable políticamente para la presidenta, pero la violencia letal va en aumento y no se están pacificando los territorios.
Según los datos presentados por Sheinbaum este diciembre, los homicidios dolosos disminuyeron 37% de septiembre 2024 a noviembre 2025, al pasar de 86.9 víctimas diarias a 54.7 en ese periodo, la cifra “más baja” en un mes desde 2015.
Vargas indica que hay un comportamiento “anómalo de los datos” en varias entidades. Explica que, por ejemplo, en la Ciudad de México se reportaron 714 víctimas de homicidio doloso entre enero y octubre de este año, pero en ese mismo lapso se registraron mil 37 víctimas de “otros delitos contra la vida” y mil 998 personas desaparecidas.
“Ya no tenemos datos válidos sobre la violencia letal en México y esto nos lleva a que, si no tenemos idea de la dimensión de ese fenómeno, menos podremos analizarlo e implementar políticas de seguridad eficaces”, asegura.
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El director ejecutivo del Seminario sobre Violencia y Paz de El Colegio de México (Colmex), Rodrigo Peña, sostiene que el problema se originó porque, desde hace décadas, los gobiernos se centraron en el homicidio como principal indicador de la criminalidad y la violencia en el país.
Y los gobiernos de la 4T, señala, entendieron que el juego de las cifras es el que dicta la narrativa, lo que generó “perversiones que tienen que ver no solamente con los datos de delitos, sino con la manera en que estos se presentan”.
Peña afirma que el caso más claro se presentó el sexenio pasado con López Obrador, quien luego de que llevaba la cifra de homicidios más alta de cualquier gobierno se empeñó en “estabilizar la curva” de ese delito y eso lo llevó a ajustar los datos a esa narrativa política.
Además, cuando López Obrador se dio cuenta de que su sexenio era el de mayor cantidad de desaparecidos, corrió a Karla Quintana como comisionada nacional de Búsqueda de Personas Desaparecidas y las cifras de desaparecidos “dejaron de ser confiables”, aunque oficialmente siguen en aumento.

“No tenemos ni idea de cuántos desaparecidos hay y tampoco sabemos cuál es el vínculo entre desaparición y reclutamiento”, dice el doctor en ciencias sociales y humanidades de la Universidad de Leiden.
Los expertos en seguridad, que participan en las Jornadas para la Reducción de la Violencia Homicida organizadas por Programa de Seguridad Ciudadana de la Universidad Iberoamericana, el Colmex y México Evalúa, coinciden en que es urgente cambiar la forma de medir la violencia en México pues los datos actuales dejaron de ser útiles para enfrentar el fenómeno criminal.
Además, los especialistas temen que el anuncio que hizo Sheinbaum en el sentido de que se actualizará la base datos del RNPDNO sobre desaparecidos contribuirá a hacer más opaco y menos confiable el sistema de medición de la violencia letal.
Ernesto López Portillo, coordinador del Programa de Seguridad Ciudadana de la Ibero, afirma que el anuncio de Sheinbaum implica desconocer que la crisis de impunidad en México se sostiene principalmente en la descomposición de las fiscalías.
López Portillo asegura que la baja calidad de los datos de criminalidad, la falta de diagnósticos estatales y la opacidad con la que las que las instituciones concentran y presentan las cifras hacen necesario que el gobierno reformule la metodología.
Para el experto en seguridad, lo principal es que se revisen los criterios para medir la violencia y que, una vez que esto se haga y se implementen nuevos métodos, la sociedad supervise y fiscalice la recopilación de esas estadísticas.
Esto es algo que López Portillo ha solicitado de manera reiterada al Congreso, pero hasta ahora su propuesta no ha tenido receptividad. La supervisión externa es clave y estratégica “porque necesitamos control y fiscalización”, asegura.

Para la investigadora del Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social (CIESAS) Elena Azaola, la “manipulación de los datos” de violencia letal en México se viene presentado al menos desde el gobierno de López Obrador, cuando se registra un salto en las desapariciones y una caída de los homicidios, especialmente a partir de 2021.
De acuerdo con la antropóloga, psicoanalista y experta en seguridad, a la par se comenzaron a contabilizar de manera diferente los homicidios, como parte “de una estrategia de ocultamiento”.
Aumentaron, por ejemplo, los casos de muertes violentas en las que supuestamente no se pudo determinar la causa del deceso, las muertes accidentales y los suicidios.

Un estudio de Guillermo Valdés señala que desde 2019 comenzó a incrementarse el registro de “otros delitos contra la vida”, que históricamente equivalían a 20% de los homicidios en el país, pero en 2023 y 2024 representaron 55% de los asesinatos, lo que es inusual.
Para la profesora Azaola, “negar, ocultar el problema de inseguridad, y manipular los datos, ha sido la principal estrategia de los gobiernos”.
TOMADO DE PROCESO.COM.MX
