HomeColumnas de Opinión

OLOR A DINERO/FELICIANO J. ESPRIELLA

AYUDEMOS A AYUDAR

EL PADRE VILLEGAS… ¿Quién que haya vivido en Hermosillo en la segunda mitad del siglo XX no conoció cuando menos de nombre a al presbítero Pedro Villegas Ramírez a quien todos identificábamos como “El Padre Villegas”?

Fue un hombre cuya generosidad y amor a sus semejantes lo convirtió en obras e instituciones que han sido un motor para impulsar a miles de jóvenes de origen humilde a superar el cerco del destino y convertirse en adultos ejemplares. Su monumental obra altruista iniciada con la fundación del Instituto Kino sigue vigente y vigorosa como cuando su fundador la dirigía.

Pero también otros como el padre Villegas, con generosidad y altura de miras, se dedicaron a fundar instituciones que en el tiempo perduran y mejoraran la vida de las personas. Ese es el caso del también presbítero Pedro Moreno Álvarez, quien en 1973 fundó el Instituto Francisco Javier Saeta (IFJSaeta ) a fin de apoyar la labor humanitaria y de combate a la pobreza, con el objetivo de contrarrestar la inequidad y falta de oportunidades para un amplio sector de la población en condiciones de vulnerabilidad, mediante capacitación que desarrolle sus habilidades.

El IFJSaeta desarrolla las capacidades del ser humano en habilidades blandas, técnicas y de emprendimiento, para que a través de su autodesarrollo alcancen una mejor calidad de vida.

En ese contexto, resulta por demás obvio que una institución de esa naturaleza necesite del apoyo y la generosidad de quienes tenemos mejores condiciones económicas, por ello, el día de mañana, su patronato invita a la comunidad hermosillense a la “Noche de Concierto, Queso, Pan y Vino en Hermosillo: Un Evento Benéfico para Transformar Vidas”.

Los organizadores prometen que será una velada única e inolvidable. Contará con la presentación en vivo de damas y caballeros locales cuyo talento lo mostrarán con cánticos y bailables que en otras ocasiones han ofrecido en eventos similares y que han sido muy apreciados por los asistentes. Llevarán al público por un recorrido musical que abarcará desde clásicos recordados hasta éxitos contemporáneos.

Entre las emocionantes interpretaciones, los asistentes disfrutarán de obras musicales como “Recordar es Vivir”, “Blanca Nieves”, “Cenicienta”, “La Bella y La Bestia”, “Aladdino”, “High School Musical”, “Encantada”, “Shrek”, “La Sirenita”, “Annie”, “Hércules”, “Descendientes”, “Toy Story”, “El Rey León”, “Coco”, “Peter Pan”, “Encanto” y “The Greatest Showman”, todas ellas interpretadas en vivo por talentosas damas y varones de esta ciudad.

El evento se realizará este jueves en el Salón CTM ubicado en calle Fidel Velázquez s/n, Hacienda de la Flor, al cual la mejor manera de llegar es tomando el Blvr. Francisco Serna hacia el oriente del Centro de Gobierno, como si se fuera a La Sauceda.

Los boletos para el evento están a la venta y pueden adquirirse en la Fundación Francisco Javier Saeta o llamando al teléfono 6622 100 600, tienen un costo de 500 pesos e incluye vino tinto, una exquisita charola de quesos y charcutería.

Esta es una excelente oportunidad para devolverle a la sociedad un poco de lo que nos haya dado y contribuir a crear un mundo mejor. Mientras más gente pueda desarrollarse y convertirse en personas de bien, podremos disfrutar de ambientes más cálidos y mejores escenarios de convivencia para nosotros, familiares, vecinos, amigos y en general nuestra comunidad.

Finalizo con una oración atribuida al Padre Villegas que me parece apropiada para este acontecimiento:

“Mi lucha diaria ha sido responder al llamado de Cristo: convertir mi apostolado en la respuesta más consciente y eficaz de las soluciones humanas; conciliar al hombre con el hombre y al hombre con Dios. Transformar al niño y al joven, en un eco de los cielos con clamores de la miseria humana. Allanar discrepancias… Buscar que quién camina, siempre tenga una esperanza… que quién naufraga en los procelosos mares de la vida, tenga un faro que lo llame a las playas salvadoras. Buscar siempre enjugar con el mensaje de Cristo envuelto en un pañuelo, una lágrima; de tal manera que esa lágrima se convierta en sonrisa o en caricia…que el mensaje de Cristo envuelto en una tortilla, calme el hambre…que envuelto en un texto escolar ilumine la mente… y siempre con una palmada, con una sonrisa o con un abrazo, convertir la pena y el dolor en el amor que Cristo enseñó…”