Olor a Dinero/Feliciano J. Espriella

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Olor a Dinero/Feliciano J. Espriella

 

ORGULLO SONORENSE EN EL CONGRESO MUNDIAL DE LA NATURALEZA

No es un político ni un empresario quien encarna el orgullo sonorense, sino un habitante de las sierras: el majestuoso borrego cimarrón que hoy dará a Sonora nombre en el mundo.

El nombre de Sonora sonará fuerte en el Congreso Mundial de la Naturaleza, que se lleva a cabo desde hoy hasta el 15 de octubre en Abu Dabi, capital de los Emiratos Árabes Unidos. Entre los 10 mil congresistas provenientes de todos los rincones del planeta, habrá un representante del desierto sonorense que lleva consigo una historia de esfuerzo, visión y amor por la tierra: Jacobo Artee Freaner, quien expondrá el proyecto de conservación del borrego cimarrón de Sierra El Álamo.

No se trata de un programa gubernamental ni de un proyecto empresarial disfrazado de verde. Es una iniciativa familiar que comenzó hace casi una década, en 2017, cuando los Artee Freaner decidieron devolver a la naturaleza parte de lo que ella les había dado. Con paciencia y compromiso, comenzaron a reproducir ejemplares de borrego cimarrón (Ovis canadensis mexicana) en su hábitat natural, dentro de la Sierra El Álamo, al norte de Hermosillo, una zona de imponente belleza y severas condiciones climáticas.

Desde entonces, han logrado liberar más de 500 ejemplares en vida libre, contribuyendo de manera directa a la recuperación de esta especie emblemática del noroeste mexicano. Su trabajo no solo representa una proeza biológica, sino también un ejemplo de conservación privada con impacto colectivo. Lo que comenzó como un sueño familiar hoy es una referencia internacional sobre manejo sustentable de fauna silvestre.

Esa hazaña llamó la atención de los organizadores del Congreso Mundial de la Naturaleza, el encuentro más importante del planeta en materia ambiental, que se celebra cada tres años y reúne a científicos, activistas, conservacionistas y líderes de más de 160 países. En ese foro, Jacobo Artee Freaner compartirá la experiencia sonorense ante expertos en biodiversidad, cambio climático y restauración ecológica.

El mérito es doble: no solo por la magnitud del logro, sino por el origen. En tiempos en que muchos proyectos de conservación dependen de presupuestos públicos, la Sierra El Álamo demuestra que la voluntad y la pasión pueden mover montañas —literalmente— sin esperar subsidios ni reflectores. La familia Artee Freaner ha invertido tiempo, recursos y conocimiento en una tarea que no genera aplausos inmediatos, pero sí deja una huella profunda.

Más allá de los números, el proyecto de Sierra El Álamo es una historia de reconciliación entre el ser humano y su entorno. En cada ejemplar liberado hay una lección de equilibrio y respeto. El borrego cimarrón, símbolo de resistencia y fortaleza, vuelve a poblar su territorio ancestral gracias a quienes entendieron que cuidar la naturaleza no es un lujo, sino una forma de honrar la vida.

Y mientras los reflectores del mundo se encienden en Abu Dabi, el eco de la sierra sonorense recordará una verdad elemental: conservar también es producir, y proteger lo que somos es la mejor inversión a largo plazo.

Por hoy fue todo, gracias por su tolerancia y hasta la próxima