GOBERNADOR, LA VIOLENCIA CONTRA LA MUJER TAMBIÉN SE EJERCE DESDE EL PODER
El pasado martes se conmemoró el “Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer”, declarado por la ONU en 1999. Un llamado global a desmontar no solo la agresión física, sino también esa violencia silenciosa y estructural que los gobiernos suelen ejercer bajo el disfraz de legalidad, omisión o indiferencia.
Y usted, gobernador Alfonso Durazo Montaño, lleva cuatro años encabezando, paradójicamente, uno de los gobiernos que más ha reproducido esa violencia institucional en Sonora, un estado históricamente misógino y machista. No lo digo yo: lo gritan los hechos que usted parece ignorar.
Para comenzar, se pasó por debajo de la entrepierna la legislación sobre paridad de género. Lo mandataba la ley: integrar un gabinete equilibrado entre hombres y mujeres. Pero desde el primer día, conformó un equipo abrumadoramente masculino, tanto en el gabinete legal como en el ampliado. Eso, gobernador, aquí y en Marte, se llama violencia contra la mujer. Violencia política, estructural e institucional.
Pero por si no bastara, año tras año, durante la ceremonia del 8 de marzo, frente a mujeres que han luchado por la equidad, legisladoras, activistas y profesionistas destacadas, con todo cinismo presume de un “gabinete paritario” que solo existe en su imaginación. Es una cruel burla y también violencia contra la mujer.
Antier, la presidenta Claudia Sheinbaum anunció que los 32 gobernadores acordaron homologar el delito de abuso contra la mujer en los códigos penales estatales y federales. Un acto fundamental para cerrar vacíos legales. Varios gobernadores se comunicaron con ella para refrendar su compromiso. Y usted, faltaba más, dijo:
“Queridísima presidenta, nos sumamos sin regateos a las acciones para combatir la violencia contra las mujeres. Cuenten con nosotros.”
¿Combatir la violencia, gobernador? ¿Desde un gobierno eminentemente machista que la fomenta por omisión?
Porque también es violencia contra la mujer tener congelada, desde hace cuatro años, la Ley para despenalizar el aborto. Esa omisión obliga a mujeres —especialmente las más pobres— a recurrir al clandestinaje, exponiéndose a riesgos físicos, legales y hasta de vida. Las que tienen recursos viajan a los estados donde sí se respeta su derecho. Las otras, a la suerte ¿Nunca ha escuchado la frase emblemática del lopezobradorismo?: “Por el bien de todos, primero los pobres”.
Hoy, solo cuatro estados “progresistas” mantienen penalizado el aborto. Sonora es uno de ellos.
Pero hay más. Cuando fue necesario designar a la presidencia de la Comisión Estatal de Derechos Humanos, el gobernador trajo a un funcionario externo, con méritos académicos, sí, pero ajeno al estado y a su realidad. En vez de voltear a ver a tantas mujeres sonorenses con preparación, prestigio, talento y arraigo.
Lo mismo ocurrió con el nombramiento del presidente del Supremo Tribunal de Justicia. Eligió a un hombre que, sin demeritar su trayectoria, no tenía méritos para el encargo pues jamás encabezó una posición relevante en el Poder Judicial. ¿Requisito clave? Ser hombre.
La preferencia por los varones ha sido una constante en su mandato gobernador, no un accidente. La paridad más que una ley, ha sido un estorbo.
Y si aún cree que su administración ha hecho algo tangible para reducir la violencia, revíselo con datos de su propio gobierno. Las denuncias por Violencia Familiar —de las que más del 90% recaen sobre mujeres— en Sonora han sido:
2022: 6,345 casos
2023: 8,101
2024: 8,366
¿Estrategia exitosa? ¿O violencia sistemática?
Combatir la violencia contra la mujer no es declararlo, ni tuitearlo, ni posarlo. Es dejar de ejercerla. También desde el poder, señor gobernador.
Por hoy fue todo. Gracias por la tolerancia, y hasta la próxima.

