Olor a Dinero/Feliciano J. Espriella

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Olor a Dinero/Feliciano J. Espriella

 

DEUDA RECORD Y PRESUPUESTO ROBUSTO: OMAR DEL VALLE

En poco más de tres décadas, Sonora pasó de considerar la deuda pública como un recurso excepcional a convertirla en pieza estructural de sus finanzas. Al cierre de 2024, el estado registra 29,755 millones de pesos de endeudamiento, lo que lo coloca en el octavo lugar nacional por monto absoluto y en el sexto por deuda per cápita. Cada sonorense carga, en promedio, con unos 9,442 pesos en pasivos del gobierno estatal.

No se trata de un fenómeno reciente. Desde el arranque del gobierno de Manlio Fabio Beltrones, en 1993, la deuda de Sonora se ha multiplicado 11.7 veces. En aquellos años, el saldo era de 2,547 millones de pesos; al término de su administración ya sumaba 6,085.5 millones, un salto de 138.9% en solo cuatro años que marcó el inicio del endeudamiento crónico.

A partir de 2003, el patrón se afianzó. Con Eduardo Bours, la deuda pasó de 5,460 a 11,310 millones de pesos, un incremento de 107.1%. Guillermo Padrés prácticamente la duplicó, de 11,258 a 22,781 millones (102.3%), llevándola a máximos históricos. Claudia Pavlovich mantuvo la ruta ascendente, hasta 30,340 millones, un aumento de 7,559 millones (33.2%). La excepción ha sido Alfonso Durazo, cuya administración, de 2021 a 2024, registra una ligera reducción de 585 millones, para cerrar en 29,755 millones de pesos, equivalente a 2.71% del PIB estatal estimado en 1.1 billones de pesos.

La tendencia, sin embargo, vuelve a cambiar de signo. El 27 de noviembre de 2025, el Congreso del Estado aprobó por mayoría la contratación de hasta 1,500 millones de pesos en nueva deuda para infraestructura y reestructura de pasivos de paraestatales. Con ello, la proyección de cierre de 2025 se ubica en torno a los 32,000 millones de pesos, lo que implicaría una razón deuda/PIB cercana a 2.86%, similar a la de 2023. Sobre este telón de fondo, las preguntas sobre sostenibilidad vuelven a la mesa.

En la reunión semanal del grupo de periodistas “Mesa Kiosco Mayor”, el diputado Omar del Valle Colosio expuso su lectura de este nuevo ciclo de endeudamiento. Desde su óptica la autorización del Congreso no refleja un desorden, sino precisamente lo contrario: una mayor madurez y calidad en el manejo de las finanzas públicas de Sonora después de cinco años de trabajo presupuestal.

De acuerdo con Del Valle Colosio, esa “madurez” se acredita en tres frentes: mejores calificaciones crediticias, mayor liquidez y un alto grado de transparencia. Señala que los semáforos de la Ley de Disciplina Financiera hoy colocan a Sonora en una posición más sólida que en 2021. Atribuye ese avance a una mejor recaudación propia, a una administración más ordenada de las áreas de gasto y a cuentas públicas con mínimas observaciones: sostiene que el 99.7% de los recursos revisados en la cuenta 2024 no presentó señalamientos de los órganos fiscalizadores.

Con esa base, el diputado argumenta que los acreedores están dispuestos a prestarle a Sonora “más y más barato”: tasas de interés menores y líneas de crédito más amplias. Bajo esta lógica, la deuda deja de ser un tabú y se convierte en una herramienta legal para financiar inversión productiva. El nuevo techo de hasta 1,500 millones de pesos, insiste, se destinará exclusivamente a infraestructura: unas 90 obras en distintos municipios, entre ellas 500 millones para la carretera Hermosillo–Kino, que él presenta como ejemplo de obra de gran calado con impacto regional.

En materia de niveles, Del Valle Colosio subraya que, aun considerando las nuevas contrataciones, el objetivo del Ejecutivo es que la deuda total en 2027 sea menor en términos reales a la que se heredó en 2021. Según la narrativa oficial que él retoma, la administración inició con “más de 22 mil millones” de deuda nominal y podría cerrar alrededor de 24,300 millones, incluso después de contratar alrededor de 5,000 millones en todo el sexenio, apoyándose en el crecimiento económico y en la inflación para reducir la carga real del endeudamiento.

Otro punto central en su discurso es la reducción de la deuda de corto plazo. La Ley de Disciplina Financiera obliga a liquidar todos los créditos con vencimiento a 12 meses o menos, tres meses antes del cierre de la administración. El diputado destaca que el uso de líneas bancarias de corto plazo ya va a la baja: de unos 3,000 millones en 2025 a cerca de 2,300 millones en 2026, lo que presenta como evidencia de una transición ordenada hacia el final del sexenio.

El contexto se completa con un presupuesto 2026 que, según Del Valle Colosio, es “robusto, transparente y muy maduro”: 92,571 millones de pesos en total, frente a casi 68,000 millones en 2021. Las prioridades, remarca, son política social, educación, seguridad, salud y obra pública. Solo el rubro social superaría los 12,000 millones de pesos, mientras que la obra pública se acercaría a los 4,000 millones, apuntalados por mayores participaciones federales y mejor recaudación local.

En síntesis, la visión del diputado Omar del Valle Colosio es clara: Sonora ya no se endeuda para tapar hoyos, sino para apalancar infraestructura y cerrar el sexenio con finanzas más sólidas que las que recibió. Los indicadores nacionales siguen ubicando al estado entre los de mayor deuda relativa, pero la apuesta política y técnica del gobierno —según la interpreta el legislador— es que, esta vez, el crédito juegue a favor del desarrollo y no en contra de las futuras generaciones. El tiempo, y la calidad de las obras, serán el verdadero dictamen.

Por hoy fue todo, gracias por su tolerancia y hasta la próxima.