LAS AFORES Y EL REY SALOMÓN
El caso de las afores me parece muy similar al pasaje bíblico que narra una disputa por maternidad que le fue planteada a Salomón, el rey sabio. Es muy conocida, pero de cualquier manera la relato para quienes no la recuerdan:
Un día, dos madres se presentaron ante el rey Salomón con sendos niños. El bebé de la primera mujer estaba muerto, mientras que el de la segunda mujer estaba vivo. Ambas mujeres reclamaban la maternidad del niño vivo con vehemencia.
Ante este dilema, el sabio rey Salomón propuso una solución inusual. Ordenó que cortaran al niño vivo en dos partes y dieran una mitad a cada una de las mujeres. La primera mujer, sin titubear, respondió: “Tiene razón, rey Salomón. ¡Córtelo en dos! Así ninguna de nosotras dos lo tendrá”. Pero la otra mujer, desesperada, gritó: “¡No lo haga! ¡No lo mate señor! Dele el bebé a ella. Al menos así seguirá vivo”.
El papel de la primera madre lo protagonizan quienes se oponen a que se disponga de alrededor de 40 mil millones de pesos que se encuentran en poder de las Administradoras de Fondos para el Retiro (Afore) y que son producto de cuentas inactivas, provenientes de ahorradores de más de 70 años que ya no las están incrementando desde hace tiempo pero tampoco las han reclamado.
Es de suponerse que la mayor parte de los propietarios de esas cuentas, en virtud de la edad y el hecho de que en su oportunidad no las hayan reclamado, ya no se encuentren en este mundo. Y en cuanto a quienes sigan con vida, seguramente no tienen la menor idea de cuánto pudieran tener, y peor aún, deben desconocer en cuál de las Afore se encuentran sus ahorros, así como la forma de rescatarlos.
Ernesto Zedillo y los genios que lo asesoraron privatizaron de facto el esquema de pensiones y cambiaron el del beneficio definido para el retiro por otro basado en el ahorro individual, con lo que, como aseguraron en su oportunidad, se jubilarían los trabajadores con mayores montos y evitaría que el gobierno dispusiera de cantidades cada vez mayores para complementar los recursos que año con año crecían para solventar el pago a los retirados.
Lamentablemente, resultaron pésimos sus cálculos y estimaciones, de tal manera que si alguien en estos tiempos decidiera retirarse y sólo pudiera disponer de los ahorros que acumuló en su Afore, su ingreso mensual sería de un 30 o 40 por ciento de su último sueldo.
Cabe destacar que por otra parte, los ahorros de los trabajadores mexicanos por este conducto crecieron mucho menos que en otras naciones en virtud de la voracidad de los administradores que, entre otras cosas, cobraban las comisiones más altas del planeta, hasta que a principios de esta administración se les obligó a reducirlas.
Cuando el primer día de julio de 1997 dio el banderazo de salida al nuevo negocio privado (las Afore), Ernesto Zedillo presumió que las administradoras de fondos para el retiro son la gran solución social al México moderno de hoy, y se trataba de un sistema para el futuro ágil, transparente y, sobre todo, justo. Tres años después de esa declaración, fue más allá: los trabajadores de México tienen hoy un régimen de pensiones a la altura de los mejores del mundo, dijo.
Como todas las privatizaciones que durante el período neoliberal que se implementaron con los programas sociales, las Afore resultaron no sólo un fiasco, sino también una amenaza para que millones de mexicanos vivieran sus últimos años en condiciones paupérrimas.
Por ello, López Obrador promovió la reforma del 2020, que aumentó gradualmente la contribución patronal al ahorro para el retiro y redujo las semanas de cotización necesarias para poder jubilarse y con los cambios que se hicieron, hacia el final de esta década, la tasa de reposición será superior al 70 por ciento en el promedio y estará en los estándares internacionales.
Ahora el presidente lo quiere aumentar para que reciban el 100 por ciento de su último sueldo quienes ganan hasta el promedio del salario de los trabajadores incorporados al IMSS, que actualmente oscila alrededor de 17 mil pesos mensuales.
Pero para lograrlo, se requerirá de fuertes aportaciones con cargo al erario y de allí la intención de formar un fondo semilla que se iniciaría con los recursos de las señaladas cuentas inactivas.
De no disponerse de estos fondos para destinarse precisamente a mejorar las condiciones de quienes se pensionen en los años venideros, permitirá que los actuales propietarios de las Afore sigan obteniendo pingües utilidades por el manejo y tarde o temprano se queden incluso con la totalidad de dichos ahorros.
O sea, si quienes se oponen a que se disponga de estos recursos lograran su propósito y evitaran que pasaran a formar parte de los fondos con los que permitirán en el futuro mejores condiciones de retiro a los asalariados, estarán como la mala madre de la historia bíblica, de nada les servirá a quienes ya no los reclamaron y tampoco a quienes les podrían ayudar en el futuro.
Pero en cambio estarán beneficiando a los agiotistas y abusivos banqueros internacionales que en México han institucionalizado la usura y obtienen utilidades muy superiores a las que alcanzan en sus países de origen, y también servirán para incrementar las fortunas de algunos de nuestros más acaudalados empresarios, como Carlos Slim, Ricardo Salinas Pliego, Agustín Coppel, Alejandro Bailleres y Carlos Hank Gonzáles hijo, todos ellos distinguidos miembros del selecto grupo de las 500 fortunas más grandes del mundo.
Por hoy fue todo. Gracias por su tolerancia y hasta la próxima
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