Olor a Dinero/Feliciano J. Espriella

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Olor a Dinero/Feliciano J. Espriella

 

EL “MESÍAS” RESULTÓ BALÍN

Enseñó el cobre y evidenció tener la piel muy delgada. Me refiero al recién investido presidente de los Estados Unidos, Donald John Trump, quien, durante la ceremonia de su toma de posesión, se presentó como una suerte de Mesías, a quien el mismísimo Creador habría encomendado una misión divina.

En una de las más disparatadas declaraciones que este orate haya pronunciado en su vida, y en medio de un discurso plagado de triunfalismo, afirmó:

“Hace solo unos meses, en un hermoso campo de Pensilvania, una bala de asesino atravesó mi oreja, pero sentí entonces, y lo creo aún más ahora, que mi vida fue salvada por una razón. Fui salvado por Dios para hacer grande de nuevo a Estados Unidos”.

Antes de seguir quiero hacer una aclaración: utilizo el término balín en el título, como una forma coloquial y sarcástica de decir que alguien no estuvo a la altura de las promesas o expectativas que se habían creado alrededor de su persona. Es un término que significa de mala calidad, ineficaz o inútil.

Sigamos. Como hemos sido testigos, el autoproclamado enviado de Dios, lejos de encarnar las virtudes que se esperan de un verdadero elegido divino, cuyo principal atributo debería ser el amor por sus semejantes, apenas había tomado asiento en el famoso ‘Salón Oval’ de la Casa Blanca cuando comenzó a exhibir un desprecio manifiesto y una crueldad implacable hacia todo tipo de grupos vulnerables.

Fue por ello que un día después de su asunción, durante el Servicio Nacional de Oración en la Catedral Nacional de Washington, la obispa episcopaliana Mariann Edgar Budde le dirigió un mensaje instándolo a mostrar misericordia hacia las comunidades vulnerables. En su sermón, Budde expresó:

“Le pido que tenga piedad, señor presidente, de aquellos en nuestras comunidades cuyos hijos temen que sus padres sean llevados, y que ayude a quienes huyen de zonas de guerra y persecución en sus propias tierras a encontrar compasión y acogida aquí. Nuestro Dios nos enseña que debemos ser misericordiosos con el extranjero, porque todos fuimos extranjeros en esta tierra.”

Este llamado a la compasión tuvo lugar en un contexto de intenso debate sobre las políticas migratorias y los derechos de las comunidades LGBTQ+. Durante el servicio religioso, al que asistieron Donald Trump, su esposa Melania y el vicepresidente J.D. Vance, la obispa Mariann subrayó la importancia de la misericordia y la empatía hacia quienes viven en la incertidumbre y el temor. En su sermón, pidió al presidente que tuviera piedad con los migrantes, instándolo a no separar familias, ya que la mayoría de ellos no son criminales y contribuyen pagando impuestos.

Consultado al final del servicio sobre su opinión de la misa, Trump respondió con evidente desagrado: “Pudo haber sido mejor”. Ese mismo día, sin embargo, ordenó redadas en escuelas, hospitales e iglesias, decisiones que contrastaron radicalmente con el mensaje de compasión y humanidad transmitido durante la ceremonia.

Pero la cosa no paró allí. El día de ayer Trump publicó en la cuenta de su propia plataforma, Truth Social, el siguiente post:

“La llamada obispa que habló hoy en el servicio de oraciones prédicas nacionales, es una radical izquierdista odiadora de Trump. Ella trajo a la iglesia y al mundo entero las políticas de manera inadecuada, fue asquerosa y no es muy lista, falló en mencionar el largo número de inmigrantes ilegales que vienen a nuestro país y matan gente, muchas veces ellos vienen de cárceles y de instituciones mentales, es un crimen gigante que está tomando espacio en los Estados Unidos.

“Aparte de sus inapropiadas declaraciones el servicio fue muy aburrido y no fue inspirador, ella no es muy buena en su trabajo, ella y su iglesia deberían pedir una disculpa pública.”

Como se puede deducir de este contexto, además de representar la antítesis de un auténtico elegido de Dios, el iracundo y desquiciado líder que no solo dirige los destinos de los Estados Unidos, sino que también busca imponer su voluntad sobre el resto de las naciones del planeta, demuestra ser notablemente susceptible y de carácter muy ambivalente.

Como decimos en México: Tiene la piel muy delgada.

Por hoy fue todo. Gracias por su tolerancia y hasta la próxima.

Twitter: @fjespriella

Correo: felicianoespriella@gmail.com