OLOR A DINERO
Por Feliciano Espriella
SIN GRANDES PROYECTOS… El día de ayer en este espacio me referí a la ausencia de proyectos turísticos en el Estado, un tema que he abordado en múltiples ocasiones en las dos últimas décadas. Por ahí alguien me contactó para notificarme que sí los hay y recomendarme que entreviste al titular de turismo para cerciorarme. Al respecto, quiero hacer un par de aclaraciones:
Primero, me refiero a proyectos de gran envergadura que catapulten la actividad y puedan impactar con fuerza en la economía regional. Digo, porque si se considera un gran logro que Villa de Seris, desde hace algunos meses sea un Barrio Mágico y que Ures ingrese a la categoría de Pueblo Mágico, entonces no he dicho nada.
Pero comparado esto con noticias del sector como el hecho de que entre finales de este año y principios de 2024 se inaugurarán en Los Cabos nueve hoteles de lujo, me parece que afirmar que en Sonora no hay proyectos turísticos, no es exagerar.
Los resultados además lo confirman. Mientras en Los Cabos el costo promedio de una habitación es de 540 dólares la noche, en Sonora dudo que pase de la cuarta parte.
Además, nadie voltea en el contexto turístico mundial para ver a Sonora, como lo confirman los datos de la Inversión Extranjera Directa (IED) en el sector. Recientemente se publicó que este año México es líder en América Latina en este rubro y recibe el 31% de la IED turística y el sexto a nivel internacional, sólo detrás de naciones como Estados Unidos, Reino Unido, España, Alemania y Emiratos Árabes.
Yo le preguntaría al gobernador Alfonso Durazo o al secretario de Turismo Roberto Gradillas, ¿Cuántos de esos miles de millones de dólares se invertirán en Sonora? Me temo que ni un solo dólar.
La segunda aclaración de porque no entrevisto al titular de la dependencia, es porque el señor no da la cara, como tampoco lo hacía su antecesora. A ambos he querido verlos y a ambos les he corrido invitación para acompañarnos en la mesa de periodistas Kiosco Mayor, y tanto el actual secretario como la señora, ni siquiera tuvieron la cortesía de manifestarnos que no les interesaba, no querían o no podían.
En mi entrega de ayer sobre el tema, no alcancé a abordar el de la enorme ventaja para el sector que constituye la vecindad no sólo con el mercado norteamericano, sino la cercanía con algunos de sus estados más ricos, y que a diferencia de otras entidades, particularmente Baja California y Baja California Sur, nosotros virtualmente lo hemos dejado a la buena de Dios.
Por ahí Eduardo Bours inició una carretera costera que supuestamente llegará hasta Guaymas para incentivar la entrada de gringos sobre todo californianos a todas nuestras playas. Pero según dicen algunas malas lenguas nomás llegó hasta donde le convenía a los intereses de familiares y amigos cercanos, olvidando el resto del trayecto. La verdad es que a estas alturas del camino, los destinos turísticos de la península nos llevan años luz de ventaja en la oferta de atractivos, facilidades de acceso terrestre, conectividad aérea, infraestructura y hospedaje, como para querer competir con ellos.
Pero hay algo en lo que todavía pudiéramos planear para la atracción de visitantes americanos a Sonora al que me referí ayer: es el turismo médico, actividad en la que muchos países del mundo han encontrado una fuente muy importante de ingresos. Los incrementos en la longevidad de la población, sobre todo la de países más prósperos así como el alto costo de la atención médica en sus lugares de origen, ha hecho posible que en algunas regiones cercanas a esas naciones se aproveche la coyuntura de poder ofertar servicios de mucho menor costo.
El tema tiene apenas unos cuantos lustros y, en mi opinión, en Sonora están las condiciones dadas para que en un mediano plazo, pueda convertirse en una fuente importante de divisas. Hace algunos años, al inicio del sexenio padrecista, un alto funcionario de la entonces Comisión de Fomento al Turismo, de nombre Roberto Romero Malpica, anduvo promoviendo fuertemente en todo el estado lo que en ese entonces era una idea, que nunca llegó a proyecto y consecuentemente no cuajó.
Pero en Baja California si se viene explotando desde hace algunas décadas y hoy, sobre todo para la ciudad de Tijuana, representa una muy valiosa fuente de ingresos. Baja California recibe anualmente 2.7 millones de extranjeros y mexicanos para realizarse algún procedimiento médico. Este segmento les deja una derrama anual de 13,000 millones de pesos. Por ello el ecosistema de gobierno y empresas y hospitales trabajan arduamente para promoverlo.
Es por ello, que la gobernadora Marina del Pilar Ávila Olmeda y su gabinete se han tomado en serio el tema y ya están alineadas las autoridades de Salud -incluida la Comisión Estatal contra Riesgos Sanitarios, Coepris- con las de Turismo, junto con inversionistas del área médica para impulsar incentivos en ambos sentidos; por un lado para que los médicos, clínicas y hospitales garanticen calidad, y por otro en los demás elementos de la cadena para ofrecer acompañamiento al visitante durante todo el proceso de su atención hasta su recuperación antes de regresar a Estados Unidos.
¿Podría en Sonora impulsarse algo similar? Por supuesto que sí, pero se necesitaría voluntad y decisión, algo que el actual gobierno del Estado no ha dado señales de poseer.
Con un gobernador que no ha dado evidencias de entender el turismo, un secretario del ramo que apenas lo está conociendo y un secretario de salud que me parece sólo piensa en sus días de Rockstar cuando aparecía a diario en la TV, me parece poco probable.