CONFÍA SHEINBAUM EN QUE ESTADOS UNIDOS NO IMPLEMENTARÁ ARANCELES A MÉXICO

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CONFÍA SHEINBAUM EN QUE ESTADOS UNIDOS NO IMPLEMENTARÁ ARANCELES A MÉXICO

Por Mathieu Tourliere/Foto: Eduardo Miranda

CIUDAD DE MÉXICO (apro).- En su primer acto masivo al estilo de su antecesor, Andrés Manuel López Obrador, la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo celebró que “se evitaron los aranceles” de Estados Unidos, y confió en que el próximo 2 de abril no se implementarán tarifas aduanales a los productos mexicanos, como lo dejó suponer el presidente Donald Trump, ya que se tratará de medidas recíprocas y que México no cobra aranceles a los productos estadunidenses.

Durante su discurso, Sheinbaum dejó de lado las acusaciones de Trump y algunos de los halcones de su gabinete acerca de la influencia de los grupos crimnales en el gobierno de México, y agradeció “siempre” la “voluntad” del magnate estadunidense de entablar un diálogo con el gobierno de México, en el que prevaleció el “respeto”. En un mensaje dirigido a Estados Unidos, reiteró que México seguirá combatiendo el tráfico de fentanilo por “razones humanitarias”.

Quiero decirle al pueblo estadunidense: no tenemos ni tendremos intención alguna de perjudicarlo y estamos dispuestos a colaborar con él en todos los ambitos, incluso en el grave problema de las drogas sintéticas” dijo.

La presidenta aprovechó la tribuna para hacer un repaso de la historia de la relación entre México y Estados Unidos –sus “episodios de hostilidad” como las invasiones de 1846 y de 1914 y los de “cooperación”–, defendió el balance del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), un acuerdo históricamente criticado por la izquierda mexicana, y promovió la política de su gobierno en materia de seguridad, migración y combate a la pobreza.

Superada la imposición de aranceles, que había motivado Sheibaum a convocar al mítin para dar a conocer las contramedidas de su gobierno, la “Asamblea Informativa” que tuvo lugar este domingo 9 se pareció más una versión actual de un “AMLOfest”, pues retomó las recetas de las grandes movilizaciones que López Obrador solía convocar cuando quería reafirmar su liderazgo y exhibir el vigor de su músculo político.

Durante su mitin, Sheinbaum retomó los símbolos patrios –himno nacional en el arranque y cierre del evento, lemas de Vicente Guerrero y Benito Juárez–, clamó consignas de López Obrador y envió un saludo al tabasqueño, pero imprimió su estilo personal al evento masivo: reivindicó su “temple”, su “cabeza fría” y su “amor al pueblo de México”.

Detrás de ella, en el mismo templete blanco, estaban sentados los miembros de su gabinete, los gobernadores –incluyendo los de oposición–, y su enlace con la cúpula del sector empresarial, Altagracia Gómez Sierra. 

Frente a ellos, en un espacio libre entre el templete y las vallas, asistieron los integrantes del Estado Mayor de la Cuarta Transformación: Adán Augusto López Hernández y Ricardo Monreal Ávila, respectivos presidentes del Senado y de la Cámara de Diputados, pero también, Andrés Manuel López Beltrán y Luisa María Alcalde –secretario de organización y presidenta de Morena–, o Manuel Velasco Coello, líder del Partido Verde en el Senado o editorialistas de La Jornada. Sin sorpresa, no estaba presente Norma Piña Hernández, la presidenta de la Suprema Corte del Poder Judicial de la Federación (SCJN), considerada persona no grata por Morena y el gobierno.

Un paso atrás, en las sillas del primer cuadrante de barreras, estaban legisladores y algunos altos funcionarios de la administración Sheinbaum, como los senadores Félix Salgado Macedonio, Andrea Chávez, Javier Corral, Gabrel García, Santiago Nieto, o Alejandro Murat Hinojosa, priista de cuna quien se incorporó recientemente a las filas del partido guinda, pese a las protestas de los militantes de Oaxaca.

Y detrás de todos ellos estaba el Zócalo, atiborrado con decenas de miles de personas movilizadas por el aparato político-electoral de Morena, que respondió masivamente a la consigna “Todos al Zócalo con la presidenta Sheinbaum”: sindicatos, organizaciones sociales, militantes y grupos liderados por caciques locales del partido, que se reconocían por sus gorras o banderas con los nombres de sus líderes.

En la plancha de la Plaza de la Constitución ondeaban banderas del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), del Sindicato de los Trabajadores Petroleros de la República Mexicana (STPRM) –que elogiaban tanto a Sheinbaum como a su líder, Ricardo Aldana–, o de la Confederación Autónoma de Trabajadores y Empleados de México (CATEM) –del controversial diputado Pedro Haces Barba–, pero también Sindicato Mexicano de Electricistas (SME), así como de decenas de sindicatos de burócratas, y organizaciones como el Frente Popular Francisco Villa.

Antes de iniciar el evento, el Zócalo lucía despejado. De un día para otro, el gobierno mandó quitar, a marchas forzadas, las vallas instaladas ayer para proteger el Palacio Nacional de la protesta de las mujeres por el 8 de Marzo. Junto con las vallas desaparecieron las pintas de protesta, las fotografías de mujeres víctimas de feminicidio y los reclamos de justicia que, unas horas antes, tapizaban el “corazón político de México”, como lo definió Sheinbaum.

A temprana hora arribaron cientos de camiones, combis y peseros a las colonias colindantes con el Centro Histórico de la Ciudad de México, provenientes de todos los estados del país y de las zonas periféricas de la capital. Los vehículos se estacionaron en las calles, que de pronto se volvieron ríos de personas vestidas con chalecos guinda de Morena con gorras y banderas con la bandera de México. Muchas llevaban mantas de apoyo a la mandataria –“Yo con la presidenta defiendo la patria”, decía una– o al cacique de Morena que los patrocina.

Con el paso de las horas se fueron llenando el Zócalo y las avenidas que convergen hacia la plancha, en las cuales estaban instaladas pantallas gigantes que transmitían la ceremonia. La espera transcurrió debajo de un sol ardiente, al ritmo de canciones tradicionales tocadas por bandas militares de la Secretaría de Marina, de la Secretaría de la Defensa Nacional y de la Guardia Nacional.

Cuando Sheinbaum apareció, poco antes de mediodía, la asistencia se prendió y clamó, en coro, “no estás sola”. La muchedumbre aplaudió a la mandataria cuando afirmó que “aquí estamos juntos pueblo y gobierno y nunca nos vamos a separar”, o cuando celebró que se evitaron los aranceles.

“¡Bravo!”, “¡Pre-si-denta!”, le reviró el público.

En su discurso, Sheinbaum sostuvo que ella y su gobierno “no somos extremistas, pero tenemos muy claro que hay principios irrenunciables”, y aseveró que “no puede resultar afectado nuestro pueblo por decisiones que tomen potencias o hegemonías extranjeras”.

CUATRO EJES DE SU POLÍTICA

La mandataria también recalcó los cuatro ejes de su política en materia de seguridad, que consiste en la prevención, el reforzamiento de la Guardia Nacional, la inteligencia y la coordinación de las fiscalías con el gabinete de seguridad, y presumió que, entre octubre y febrero, el número de homicidios dolosos disminuyó en un 15%.

Además de presumir el éxito de su política contra el tráfico de fentanilo, Sheinbaum resaltó la estrategia de México para “atender el fenómeno migratorio”, otra de las prioridades de Trump en la relación bilateral. 

La mandataria recalcó que, gracias a las políticas sociales, “cada vez hay menos mexicanos que emigran a Estados Unidos”; tras lanzar un abrazo a la comunidad migrante en Estados Unidos, subrayó que México recibe más de 23 millones de visitantes estadunidenses cada año, y que más de un millón de ciudadanos de ese país residen en México.

A la par de que defendió los tratados de libre comercio –el TLCAN y su sucesor, el TMEC–, Sheinbaum resaltó la importancia de la relación económica con Estados Unidos, y aseveró que “estamos en el mejor momento” para convertir a América del Norte en la región más potente del mundo, y “competir con otras regiones”.

Aun así, la presidenta pidió a su audiencia estar atenta en caso de una nueva embestida arancelaria de Trump. Por lo pronto, insistió en los puntos de su programa económico: el fortalecimiento del mercado interno con el aumento del salario mínimo, la apuesta a la autosuficiencia alimentaria y energética, el uso de la inversión pública para crear empleos, la atracción de inversión privada mediante el Plan México y fortalecer la base del movimiento con el reparto de programas sociales.

TOMADO DE PROCESO.COM.MX