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El Juglar de la Red/Rafael Cano Franco

 

NADA QUE CELEBRAR

El sábado 7 de junio se celebró el derecho a la Libertad de Expresión y debió ser motivo de júbilo pues esa libertad es un indicativo de que todavía vivimos en un país democrático donde existen libertades fundamentales que permiten una manifestación de ideas, posturas y pensamientos, sin que eso implique represión por parte de las autoridades o acciones que limiten ese derecho.

Pero digo que “debió” ser, como un condicionamiento a algo que se supone en la teoría pero no se da del todo en la práctica.

Si bien en todas las narrativas gubernamentales se expresan posturas que están a favor de la Libertad de Expresión, en los hechos vemos todo lo contrario; no conozco a algún gobernante que acepte su deseo de perseguir a quienes piensan diferente a como lo hace él; todos pregonan tolerancia a la crítica más dura e incluso sin fundamento; sin embargo, en sus acciones muestran todo lo contrario.

Durante el sexenio de López Obrador, la intolerancia a la Libertad de Expresión llegó a convertirse en política pública; un día a la semana, la sección “Quién es quién en las mentiras”, que ocupaba un buen lapso de tiempo, era el espacio que con el presupuesto federal se dedicaba a denostar periodistas, a tacharlos de mentirosos y hacía escarnio público de aquellos que se atrevían a desafiar al régimen o mostraban en sus trabajos de investigación periodística los excesos cometidos, la corrupción, el nepotismo, las decisiones erradas o las contradicciones en las que incurría, tanto el ex presidente López Obrador, como sus funcionarios.

Había respeto a la Libertad de Expresión de palabra, pero en los hechos se fustigaba a los que osaban mostrar la realidad gubernamental o social.

Como suele suceder, muchos de esos reporteros perdieron sus espacios informativos en los medios para los que laboraban porque las presiones de Jesús Ramírez Cuevas, ex director de Comunicación Social de la Presidencia de la República, a los directivos o dueños implicaban el cierre de los contratos publicitarios y estos no podían darse el lujo de perder un cliente que es tan poderoso.

Como dicen luego, los malos ejemplos cunden.
Si bien la presidente Claudia Sheinbaum se ha mostrado con una mayor moderación y su trato con los reporteros es menos álgido, en algunos momentos recurre a la descalificación de quienes la critican, en lugar de aplicar correctivos internos para evitar precisamente esas críticas.

Pero más allá de eso, todavía en su equipo de trabajo confluyen intereses que pretenden acallar o limitar la Libertad de Expresión, la Ley de Telecomunicaciones fue un claro ejemplo del intento por controlar espacios radiales, televisivos y ahora digitales.

El que el senador Gerardo Fernández Noroña obligara a un ciudadano a que le ofreciera una disculpa pública, por un altercado en la zona VIP de Aeroméxico en el aeropuerto “Benito Juárez”, fue un exceso que marcó un atentado a la Libertad de Expresión.

Hace unos días, en el Pleno del Senado, Fernández Noroña reconvino al senador Ricardo Anaya del PAN, luego de que este calificara la elección al poder judicial con un término escatológico, lo hizo a pesar de que por el fuero un senador no puede ser reconvenido por sus expresiones, pero es una muestra más del talante autoritario que pulula dentro de personajes incrustados en la Cuarta Trasformación.

¡A los gobernantes, a los políticos y a los funcionarios públicos les desagrada la Libertad de Expresión! Están obligados a tolerarla, a vivir con ella, pero en cuanto tienen oportunidad buscan la manera de silenciar las voces críticas y cuando no pueden las descalifican.

Imagínese usted, durante siete años se ha venido fomentado desde la tribuna del Ejecutivo que los medios de comunicación mienten y engañan, que la gente ya no les cree, que han caído en el descrédito y perdieron su credibilidad.

Sin embargo, cuando los ciudadanos no acuden a votar a la elección de jueces y magistrados, todo se debe a una conjura de los medios que orquestaron toda una campaña para que la gente no saliera a sufragar.

¿QUÉ NECESIDAD CÉLIDA? Luego del affaire que aquí bautizamos como: “Traición en Palacio”; parecía que las aguas volvían a su nivel en el gabinete de Alfonso Durazo; los funcionarios señalados y presuntamente despedidos, estaban de nuevo en sus cargos, el candidato a magistrado que ganó pero declinó en condiciones muy extrañas se hizo ojo de hormiga, no dio declaraciones y con eso, parecía que finalmente había cierta tranquilidad en el equipo de colaboradores del Gobernador.

Pero el pasado domingo empezó a circular un vídeo que grabó la titular de Sagarhpa, Célida Teresa López Cárdenas y que puso a circular a través de su cuenta en Instagram; ahí la señora Célida López se deslindaba de las acusaciones que la vinculaban a la traición, culpaba a otros sin dar nombres, le echaba tierra al sistema de votación y le ponía la cereza al pastel diciendo que todo el ataque era producto de que ella va primera en las encuestas para ser candidata a la gubernatura de Sonora.

No me atrevería a negar ni a aceptar esa versión, al final de cuentas no se ha visto ninguna encuesta donde ella aparezca en primer lugar o en último para ese cargo; pero esa aseveración, una vez calmadas las aguas lo único que logró fue volver a enturbiarlas y agitarlas.

No podríamos pensar que Célida Teresa se refería a la oposición cuando habla de que la atacan para “bajarle” puntos en las encuestas; en primera porque la oposición es casi inexistente y en segundo porque no creo que la vean a ella como la futura contendiente; entonces, si no fue la oposición lo único que podemos pensar es que se trató de fuego amigo y es a ellos a quienes aludió la Señora López Cárdenas.

¿Pero quién pudo haberse atrevido? Y más importante ¿se hizo con el visto bueno del Gobernador o lo ignoraron? Son preguntas cuya respuesta quedan en el aire.

Lo cierto es que una vez que todo estaba calmado, la señora Célida López le volvió a agitar las aguas al Gobernador, pero no solamente eso, se encartó en la contienda por la candidatura a la gubernatura y se auto posicionó como “la preferida en las encuestas”.

Lo anterior es algo que contrasta con el discurso de Alfonso Durazo quien en varias ocasiones ha reiterado que sus funcionarios se deben dedicar a sacar adelante la chamba que se les encomendó y olvidarse, al menos por el momento, de andar en “futurismos electorales” que en nada ayudan al quehacer gubernamental y sí entorpecen el ambiente.

EN EL IMSS… Durante la semana pasada tuvimos que ausentarnos forzosamente de la entrega de nuestra columna, de pronto un familiar muy cercano entró en una crisis de salud de la cual paulatinamente ha venido saliendo gracias al personal del IMSS en urgencias de gineco pediatría que han mostrado una gran dosis de humanidad y conocimientos.

Pero hay que decir que más allá de la buena atención al interior del hospital, a los familiares de los pacientes los mandan al camellón de enfrente que se convierte en una sala de espera donde las inclemencias del tiempo pasan factura.

Cierto es que lo importante es el paciente y su recuperación, pero no estorba que esa atención humanitaria que recibe el enfermo también se extienda un poco a los familiares más cercanos y tengan un espacio para esperar noticias sin tener que pasar días y noches en un camellón donde se exponen a todo.

RENUNCIA… Manuel Emilio Hoyos fue un excelente Comisario General de Policía Preventiva y Tránsito Municipal, pero eso fue en el primer trienio de Toño Astiazarán, en esta segunda mitad su labor venía dejando muchas dudas en cuanto a un cuerpo policiaco realmente cercano y efectivo para combatir la inseguridad pública.

Su renuncia no es sorpresa y aunque se maneja que se debe a motivos personales, lo cierto es que la corrupción al interior de la corporación es un cáncer que no pudo mantener bajo control, pero además hay otros intereses que no pudo conciliar, como por ejemplo el destino de algunas patrullas eléctricas que tras ser dadas de baja fueron vendidas, no a los policías como era el proyecto original, sino que quedaron en manos de algunos funcionarios voraces.

Ya Manuel Emilio Hoyos renunció y su cargo lo ocupa un policía municipal que conoce la institución a fondo, se trata de Jesús Alonso Durón Montaño, quien ha pasado por los cargos de Comisario en Jefe, Comisario general interino, director del Departamento de Tránsito, Supervisor general, Responsable del Grupo Motorizado de Tránsito por mencionar los cargos más relevantes al interior de la corporación policiaca municipal.