EL ZANCUDO
Por Arturo Soto Munguía
Resuelta que fue en la SCJN la concurrencia de la elección presidencial con la de gobernador(a) para el año 2027 en Sonora, ya nomás falta saber cuántos de los que aspiran (y suspiran) por ocupar la oficina más refrigerada de Palacio replantean sus cronogramas político-electorales para aguantar hasta 2030, cuando de nuevo se dispute la gubernatura por seis años.
Porque no me lo va a usted a creer, transexenal lectora, cortoplacista lector, pero hay casos de aspirantes a la candidatura de Morena al gobierno del estado que no le harían el feo a la gubernatura de tres años, pero estarían más dispuestos(as) a sacrificarse tres años más en algún otro cargo, esperando el 2030 para que les llamen a la caja de bateo.
Y es que no crean que todos son como aquel colega y amigo al que un día cierto legislador le preguntó que si a poco no le gustaría ser diputado y tener tres años de buena vida. El colega, con más vocación periodística que legislativa pero mejor visión de largo plazo, respondió tajantemente que no, que sus pretensiones eran menores: “con una semana que me preste la ‘charola’ me conformo”, le respondió, deduciendo que con el porcentaje de bateo que traía su interlocutor, siete días eran suficientes para garantizar la existencia de generaciones. ¡Imagínense tres años!
Claro, eran otros tiempos, y por aquellos días el servicio público era visto como la vía de acceso más expedita no tanto a un buen ingreso nominal (que no es nada despreciable) sino para pegarle duro a la piñata del erario y entre otras cosas, hacer negocios de todo tipo al amparo del gobierno, que les permitieran, por ejemplo, engordar un rechoncho cochinito por si se ofrece seguirle invirtiendo a sus carreras políticas, o ya de perdida ingresar al selecto grupo de ‘Las 3 C’, como se conoce a quienes gracias al hurto y el pillaje cambiaron súbitamente de Casa, de Carro y hasta de Culto (dije culto).
Sé que les cuesta trabajo creerlo, pero esos especímenes se extinguieron cuando cayó el meteorito de la cuarta transformación, aunque dicen los expertos que algunas especies evolucionaron para adaptarse al nuevo mundo y otras se treparon raudas al arca que los salvó del diluvio…
Pero bueno, basta de digresiones político-darwinianas y mejor pasemos al asunto que no ocupa y que es el hecho cierto de que el próximo 2027 la persona que resulte electa en Sonora como gobernador(a) durará en su cargo solo tres años.
Aquellos tiempos de corrupción y agandalle ya se acabaron y ahora todos los que llegan a los cargos lo hacen previo voto de pobreza franciscana para ir por el servicio público remontando trabajosamente la empinada senda de la austeridad republicana, jurando con la mano sobre la ‘cartilla moral’ que ‘lo importante no es el cargo sino el encargo’, que ‘lo mejor es el territorio y no el escritorio’, que ‘no estoy pensando en candidaturas sino en el trabajo encomendado por el gobernador’ y demás clichés indispensables para cualquier mitin plazuelero o entrevista banquetera…
Lo cierto es que quienes sean electos senadores el año entrante podrían respirar más tranquilos, olvidarse del minisexenio que inicia el 2027 y apuntar todas sus baterías al de 2030. Claro, es un decir, porque nadie que ande en esos menesteres es ajeno a ninguna sucesión.
El caso es que el cronograma cambió a raíz de una iniciativa presentada por el gobernador Alfonso Durazo Montaño para volver concurrentes las elecciones de gobernador(a) con las de presidente(a), lo cual se traduciría en varios efectos positivos, de acuerdo a la exposición de motivos de dicha ley, comenzando por el abatimiento del abstencionismo y los ahorros en gastos electorales.
En el primer caso, se sabe que en las elecciones intermedias la participación ciudadana suele disminuir, aumentando en las presidenciales; en el segundo, los ahorros derivan de que para elegir gobernador(a) y presidente(a) los procesos se alternan cada tres años. Al ‘empatarlas’ será un solo proceso cada seis años.
Otro punto, y este no viene en la exposición de motivos, pero lo citó el gobernador en alguna de sus mañaneras, tiene que ver con la armonía en la relación gobernador-presidente, pues tal como están los tiempos electorales actualmente, al gobernador en turno le toca trabajar con dos presidentes (tres años con cada uno) y al presidente en turno, con dos gobernadores, lo cual eventualmente ha creado conflictos.
La iniciativa fue aprobada por mayoría en el Congreso local, pero los partidos PAN, PRI, PRD y MC la impugnaron en la Suprema Corte, instancia que ayer resolvió a favor de la reforma constitucional propuesta por el gobernador Durazo.
Los argumentos que validaron la iniciativa básicamente tienen que ver con la autonomía de los estados para establecer sus calendarios electorales y los periodos de ejercicio de sus gobernadores; la constitución federal establece un límite de seis años para ello, pero no establece un mínimo.
El punto es que la Suprema Corte ya resolvió a favor de la iniciativa de Durazo y el próximo gobernador de Sonora lo será por un periodo de 3 años; en 2030 habrá elección de presidente y de gobernador por 6 años.
Para 2027 falta mucho, para 2030 falta más, pero el 2024 ya está encima y es posible que uno de los primeros efectos de esta ley sea el de volver más intenso el proceso para elegir candidatos al senado en el partido oficial, por una sencilla razón: quienes consigan esos dos escaños tendrán largos seis años para trabajar su eventual candidatura al gobierno en 2030.
Se sabe que al menos los últimos seis gobernadores han ocupado previamente un escaño en el senado. Quienes ganen los escaños en 2024 no tendrán la vista y las preocupaciones puestas en 2027 (no personalmente aunque sí desde los grupos que representan), sino en 2030, considerando muy difícil que alguno de ellos deje su cargo para venir a competir por un trienio, pudiendo aguantar sin mortificaciones y al cobijo de la nómina senatorial, para la ‘grande’.
Desde luego, faltaría ver qué dicen los factores reales de poder tanto en 2024 como en 2027 y 2030, porque nada está escrito y en ese lapso y esos procesos pueden pasar muchas cosas no previstas.
Lo que es un hecho es que el dirigente estatal de Morena ya adelantó algunos nombres de aspirantes al Senado y la comentocracia local ha destapado otros. En todo caso ya los veremos registrarse en el proceso interno cuando se lance la convocatoria respectiva, lo cual ocurrirá a finales de este mes.
Así que en los próximos días veremos intensificar sus actividades a quienes de por sí han andado muy movidos tratando de posicionar sus nombres y rostros frente a la encuesta que viene: Lorenia Valles y Célida López entre las mujeres más mencionadas; Adolfo Salazar, Octavio Almada, Jorge Taddei y el propio Heriberto Aguilar entre los varones.
Qué putos nervios…
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