Piden AMLO y Petro a EU disminuir consumo de drogas

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Piden AMLO y Petro a EU disminuir consumo de drogas

BOGOTÁ (proceso.com.mx).- Los presidentes de México, Andrés Manuel López Obrador, y de Colombia, Gustavo Petro, rechazaron este sábado la política de guerra contra las drogas que ha impulsado Estados Unidos desde hace más de medio siglo y pidieron a ese país y a Europa trabajar en el tratamiento de adicciones para reducir la demanda global de estupefacientes.

Con diferentes énfasis, los dos mandatarios, que encabezaron en la suroccidental ciudad colombiana de Cali la sesión de clausura de la Conferencia Latinoamericana y del Caribe sobre Drogas, deploraron la violencia que ha provocado en varios países de la región el enfoque punitivo y prohibicionista de la lucha contra los estupefacientes.

López Obrador, que hizo planteamientos más conservadores que Petro, dijo que Latinoamérica debe ayudar a Estados Unidos en su estrategia contra el fentanilo por las 100 mil muertes que causan las sobredosis de esa droga en ese país cada año, y afirmó que el narcotráfico, la violencia y las adicciones deben atacarse con inversión social y reforzando los valores familiares.

“Lo fundamental –planteó– está en atender las causas (del tráfico y el consumo de estupefacientes) con un nuevo criterio, no pensar solo en medidas coercitivas. Tenemos que poner por delante el criterio de que la paz es fruto de la justicia; tenemos que luchar primero contra la pobreza, contra la desigualdad”.

Petro fue mucho más directo y dijo que detrás del millón de muertos que ha dejado la violencia en América Latina en las últimas décadas, detrás de ese “genocidio”, está la política antidrogas prohibicionista y represiva que impulsan Estados Unidos y Europa.

“Ha fracasado de la política de guerra contra las drogas, no sirve, si la continuamos no vamos más que a sumar otro medio millón de muertos, vamos a sumar otros estados fallidos (como Haití, que está dominado por las bandas del narcotráfico) y vamos a poner en riesgo la democracia”, aseguró.

Ante delegados de 17 países que asistieron a la conferencia, el mandatario colombiano dijo que la política antidrogas ha sido “desastrosa y equivocada” y “hay que ponerle punto final” para transitar hacia un nuevo paradigma con criterios de salud pública, respeto a los derechos humanos y protección del medio ambiente.

Como economista que es, Petro dijo que hay que observar el problema de las drogas como un mercado en el que hay oferta y demanda y en el que, si se reduce la demanda, se reduce el precio. En este caso, señaló, no aplica el principio de que, si aumenta el precio de las drogas se reduce la demanda. Y no aplica, explicó, porque a los adictos no les importa el precio, sino obtener el producto.

En cambio, si se cae la demanda, se cae el precio, y si esto ocurre “quizá ya nadie se enriquece y se acaba el narcotráfico”, dijo.

Señaló que Estados Unidos y Europa optaron por atacar la producción de droga, es decir, la oferta, e impusieron en América Latina una guerra que ha bañado de sangre a los países de la región y que ha corrompido a policías, generales, políticos, funcionarios, empresarios y “hasta presidentes”.

Recordó que en la primera década de este siglo el 35% de los senadores colombianos eran aliados de los paramilitares, que en esa época eran la mayor organización del narcotráfico del mundo. Todos acabaron en la cárcel.

Dijo que en Colombia había políticos que viajaban a Washington, se saludaban con el jefe de la oficina antidrogas de la Casa Blanca, cogían el avión de regreso, “y después se abrazaban con Pablo Escobar en las noches, con las niñas… hipocresía”.

De acuerdo con Petro, México y Colombia han sido las mayores víctimas de la política antidrogas prohibicionista y represiva, “aunque nos han señalado como victimarios”.

Y deploró la sumisión de las castas políticas tradicionales de América Latina que han hecho suya la guerra contra las drogas “de manera vergonzante” y sin lograr ningún resultado diferente al aumento de la violencia y el fortalecimiento de las mafias del narcotráfico, mientras que en los países industrializados crece el consumo de estupefacientes.

Dijo que en el mundo desarrollado “no hay sino soledad, porque el capitalismo llevó a las sociedades a la soledad y la droga reemplaza la falta de afecto, de soledad, de amor… pero de eso –ironizó–no se puede hablar, porque la política oficial no es reducir la demanda, sino reducir la oferta con violencia, con los fusiles, con los militares”.

Y afirmó que el mejor antídoto contra las adicciones es el amor.

Petro recordó que alguna vez se enteró de que Europa convocó a una conferencia de ministros de Defensa para analizar la estrategia antidrogas. “Yo me pregunté si no debería ser, más bien, una conferencia de ministros de salud pública”.

Cuando Petro terminó su intervención, López Obrador lo aplaudió de pie. También se levantaron de su silla los secretarios mexicanos de Defensa, general Luis Crescencio Sandoval, y de Marina, almirante José Rafael Ojeda, quienes no sólo forman parte de la comitiva oficial, sino que expusieron los resultados del combate de México contra el narcotráfico.

Dos académicas especialistas en política de drogas que asistieron a la conferencia comentaron que les parecía “incomprensible” que López Obrador haya llevado como sus principales cartas a ese evento –en el que la apuesta era comenzar a superar el paradigma prohibicionista y represivo– a dos militares que representan algo tan opuesto como la visión punitiva de la lucha antidrogas.

Aunque López Obrador nunca habló del fracaso de la guerra contra las drogas ni criticó el enfoque prohibicionista, sí coincidió con Petro en que las sociedades de consumo generan personas infelices propensas a las adicciones y en que los países desarrollados deben enfrentar con políticas públicas más eficientes su problema de consumo. 

“Si hay consumo –agregó– es que algo anda mal en esa sociedad, porque puede desaparecer el fentanilo, y va a surgir otra sustancia”.

Nuevo paradigma

La Conferencia Latinoamericana y del Caribe sobre Drogas, que se realizó desde el jueves pasado en Cali y en la que participaron funcionarios y expertos de todos los países de la región, emitió este sábado una declaración final que fue leída por los cancilleres de México, Alicia Bárcena, y de Colombia, Álvaro Leyva.

En el documento, los países que participaron en la cita dejaron en claro las divergencias que existen en la región sobre el tema de la política de drogas. Por un lado, reafirmaron su adhesión a la Convención Única de Estupefacientes de 1961, que es considerada la Biblia del prohibicionismo.

Por otro lado, invitaron a una tímida “reflexión estructural, crítica y propositiva encaminada a explorar vías tangibles e innovadoras para hacer frente al Problema Mundial de las Drogas, y a las necesidades y realidades de los pueblos de Latinoamérica y el Caribe, conforme al consenso de la comunidad internacional”.

Bárcena fue más allá al afirmar que en el evento también se habló de la necesidad de “reconocer el fracaso de guerra contra las drogas y cambiar el paradigma” prohibicionista y de reducir la demanda con prevención, tratamientos, rehabilitación y programas educativos.

La canciller mexicana rechazó la estigmatización que se ha hecho de los campesinos que siembran hoja de coca, mariguana y amapola y de los migrantes, a quienes algunos sectores estadunidenses acusan de transportar droga.

“No son traficantes, solo buscan oportunidades”, dijo Bárcena, y anunció que en la cita se acordó iniciar los preparativos para realizar, en 2025 una cumbre presidencial latinoamericana para abordar nuevos enfoques en la política antidrogas, con “una visión progresista y acciones netamente latinoamericanas y caribeñas”.

Petro señaló en su intervención final que esta conferencia debe ser el principio de un proceso para que Latinoamérica articule, frente al problema de las drogas, “una voz diferente y unificada que defienda a nuestras sociedades, nuestro futuro y nuestra historia” y que deje atrás “un discurso fallido que ya fracasó”.

Tras la clausura de la conferencia, López Obrador viajó a Chile para participar en los actos de conmemoración del 50 aniversario del golpe de Estado de Augusto Pinochet contra el presidente Salvador Allende.